PADRE Y MÁRTIR DE LA AMÉRICA CENTRAL

Francisco Morazán

 El 15 de septiembre de 1842, hace ciento setenta y cinco años, moría fusilado en San José de Costa Rica, el prócer centroamericano José Francisco Morazán Quezada, nacido cincuenta años antes, un 3 de octubre de 1792, en Tegucigalpa, hoy Honduras y por entonces parte de la Capitanía General de Guatemala.

 De él supo decir José Martí: “un genio poderoso, un estratega, un orador, un verdadero estadista, quizás el único que haya producido la América Central”.

 Es que Morazán luchó inclaudicablemente contra las fuerzas conservadoras que pretendían perpetuar los privilegios coloniales y el oscurantismo clerical hispánico en la joven República Federal de Centroamérica (primero llamada Provincias Unidas de Centroamérica) formada por Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

 Morazán combatió, hasta sus últimas consecuencias, por la unidad, la independencia y la democracia centroamericana.

 Tras años de batallas entre liberales y conservadores, Morazán fue electo presidente de la Federación Centroamericana en 1830: “El Pueblo soberano me manda colocarme en el más peligroso de sus destinos. Debo obedecer y cumplir el solemne juramento que acabo de prestar. Ofrezco sostener la Constitución Federal que he defendido como soldado y como ciudadano”.

 En aquellas guerras civiles que siguieron, entre las fuerzas de la liberación contra las de la dependencia, en la contradicción pueblo-oligarquía, en la de neocolonialismo o unidad nacional independiente, Morazán fue vencedor y vencido en diversas ocasiones de la lucha. Al final derrotado y fusilado pero, al fin y por los tiempos, vencedor en la Historia Grande de la Patria Grande Latinoamericana que sigue su destino.

 Así le rezaba Pablo Neruda, desde Chile a nuestra Patria Grande en su Canto General: “Alta es la noche y Morazán vigila. / Invasores llenaron tu morada. / Y te partieron como fruta muerta, / y otros sellaron sobre tus espaldas / los dientes de una estirpe sanguinaria, / y otros te saquearon en los puertos / cargando sangre sobre tus dolores.”

 Y “Morazán vigila”, con San Martín y Bolívar, con José Martí y con Fidel Castro, con el Che y nuestro pueblo, con nuestros muertos y desaparecidos, con nuestra juventud latinoamericana movilizada por un futuro mejor.

 “Alta es la noche”, dijo Neruda, pero “Morazán vigila”.

R.G.M.