PROGRAMA, ORGANIZACIÓN Y SALIDA POLÍTICA

Quién le pone el cascabel al gato (II)*

Lenin decía que para comprender y llevar a cabo la revolución, el pueblo debe “matar toda ilusión”: desnudar sin descanso los espejismos que constantemente nos ofrece el enemigo para distraer, desviar, disuadir, desarmar la conciencia, aumentar la confusión y esconder quién es el enemigo principal y cuáles son las contradicciones fundamentales.
En cuanta nota leemos, en cualquier análisis político, económico, sociológico acerca de Milei, se habla de su carácter, sus modales, su lógica, su excelso o inexistente conocimiento, de su locura. Detalles que no explican nada acerca de lo que está haciendo, de para quién y sobre todo contra quién lo hace.
Mal que les pese a los politicastros hipócritas que en realidad son oficialistas consuetudinarios, a los vividores de la política de toda laya, a los “progres” de difusa procedencia, a “izquierdistas” literarios del trotskismo -cómodamente adaptados al clientelismo burgués- y otras variantes academicistas de marxólogos y “politólogos” -consumidores de lo que Lenin denominaba “marxismo legal”-, el actual elenco “libertario”, con brutal impudicia, explicita qué es lo que está en juego:
·El presidente admite, dirigiéndose a los empresarios, que “el objetivo es llenarles los bolsillos a ustedes”, mientras controla todos los precios de la economía excepto bienes y servicios.
·Uno de sus funcionarios reconoce que “si los privados no invierten esto se cae”, con lo que expone que la clase por cuyos intereses velan solo está disponible para rapiñar más.
·El gobierno y sus funcionarios se someten y se prosternan ante todos y cada uno de los representantes del poder político dominante en estas regiones: el gobierno de los EE.UU., poco importa a los fines estratégicos si demócrata o republicano, que en la persona de la Comandante del Comando Sur Richardson afirma que vienen por nuestras riquezas.
·Milei y su turba les ceden el control de nuestro río Paraná, admiten su base en nuestra Ushuaia, les permiten patrullar nuestros mares; les entregan sin costo IMPSA, una de las pocas empresas del mundo especializada en construcción de centrales nucleares e hidroeléctricas; les venden nuestras Fabricaciones Militares para producir armas para la guerra en Ucrania.
·La desembozada política de destrucción de nuestra salud, nuestra educación, nuestra ciencia, nuestras capacidades nucleares pacíficas.

¿A quiénes beneficia Milei?

Milei es un defensor convencido de lo más concentrado del capital trasnacional. Y en esa condición, un traidor a la Nación. Sus características personales solo son la coartada futura de los beneficiarios de sus políticas.  En el futuro sus mandantes lo desconocerán y lo barrerán al basurero de la historia junto con Videla, Massera y los otros esbirros de la burguesía transnacional concentrada, que es el verdadero problema detrás del bimonetarismo argentino. Porque el bimonetarismo argentino es un síntoma, no la causa.
La causa es la metamorfosis de la otrora “burguesía nacional” en burguesía desnacionalizada y transnacionalizada, aliada a sus semejantes de todo el mundo, que realiza sus utilidades en moneda transable (el dólar y el oro hoy, ¿el yuan mañana…?). Ellos son los beneficiarios de la “formación de activos en el exterior”, que es como evitan decir “la acumulación de riquezas” por parte de algunos miles de familias. Esas personas y empresas fugaron lo sustancial de los 8.000 millones de deuda originales durante la dictadura del 76 al 83, deuda privada que se trasladó al estado durante el gobierno alfonsinista y que inauguró el método para que fugaran otros 45.000 millones durante el gobierno macrista, también legalizados por la dupla Guzmán-Fernández.
No hace falta buscar mucho quiénes son:  basta revisar el informe del BCRA de compradores de los dólares de Macri y la lista de miembros de la A.E.A., Asociación Empresaria Argentina, heredera del Consejo Empresario Argentino que presidía José Alfredo Martínez de Hoz y que agrupa a los principales beneficiarios de cada gobierno “libertario” desde 1955 a la fecha, los bancos privados, las exportadoras de granos, las ocho exportadoras de carne, las mineras que se llevan la materia prima sin control de qué se llevan.
Macri, Rocca, Elsztain, Eurnekian, Galperin y los otros no tienen un proyecto de desarrollo del país. No es personal: “business are business”. Así funciona el capitalismo. Incluso durante la década ganada (aunque lo que fugaban salía de un esquema menos especulativo) llegamos a lo mismo: muchísimos dólares en los bolsillos de ellos mientras seguimos hablando de falta de dólares como si fuera un fenómeno causado por la naturaleza.

Explotadores o explotados

Toda la Argentina trabaja para esos tipos. Todo el valor excedente creado termina en sus manos para ser fugado, desde lo que venden los chicos en la calle hasta lo que producen los científicos del Conicet, pasando por las materias primas y la producción de empresarios PyMEs que viven del mercado interno (el campo nacional y popular).
Para el censo 2022, el 63,6% de los argentinos componen la Población Económicamente Activa. 23 millones de personas sobre algo más de 40 millones. De ellos, el 95% vive de un trabajo asalariado o es cuentapropista. Sólo el 4,6% se declara patrón o empleador.  El poder del estado ha estado siempre al servicio del 1% de ese 4,6%. La minoría de la minoría.
Nunca el gobierno estuvo en manos de ese 95% de trabajadores. Lo más cerca fue durante los gobiernos de Néstor y Cristina, cuando ésta admitió que como presidenta a lo sumo tenía el 25% del poder. Y es por eso que el capital trasnacional y sus cómplices locales quieren terminar con el kirchnerismo: por lo que potencialmente expresa. Porque puede ayudar a despertar la conciencia del 99% de los laburantes de este país de que sin ellos nada funciona, pero sin que nos chupe la sangre ese 0,5% todo puede andar mejor.
Ayudar a cada uno a comprender a qué campo pertenece es nuestra tarea.

* La primera parte se publicó en Nuestra Palabra 405 (7/3/2024).