GOBIERNO DE ESTAFADORES

Neoliberalismo, farsa económica y criptomonedas

El pasado 14 de febrero el presidente argentino promocionó desde su twitter oficial una criptomoneda que sería utilizada para “invertir en pymes argentinas”. En cuestión de minutos decenas de miles de sus seguidores e “inversores” a nivel mundial comenzaron a comprar dicha cripto depositando cientos de millones de dólares (no se sabe la cifra exacta todavía). Mientras tanto, un grupo selecto de por lo menos 10 personas -“insiders”- comenzaron a retirar todo el dinero llevando la criptomoneda a cero en pocas horas. Se había consumado la estafa. Qué hizo el presidente a continuación: borrar el tweet y desligarse del asunto. Al día de hoy Milei no logra sostener un relato coherente ante semejante robo y las pruebas que lo complican son abrumadoras: decenas de reuniones con los delincuentes en cuestión, borrado de fotos y videos que lo comprometen; denuncias por pedido de coimas por parte de Karina Milei. Ni hablar del prontuario del mismo presidente, que ya había participado de este tipo de estafas en dos ocasiones anteriores (Vulcano y CoinX). Diarios internacionales como The Economist, Forbes y The New York Times, también fueron lapidarios con el primer mandatario. Conocemos hoy cómo gran parte de los participantes centrales de la estafa estaban estrechamente vinculados a él y a su hermana Karina, incluyendo a Mauricio Novelli, Manuel Terrones Godoy, Julián Peh, Hayden Davis y Sergio Morales. Ahora bien, la estafa solo se pudo lograr con el presidente como figura principal. Sin su participación no hubiera sido posible.

La justificación ideológica

El mercado de criptomonedas, que aparenta escapar de las regulaciones estatales (aunque no de la influencia de las corporaciones y los estafadores de poca monta como el presidente argentino) se consolidó en los últimos años como un mecanismo para lavar dinero y comercializar bienes al margen de la ley y la tributación. Hasta ahí llega el “poder” de estas monedas digitales. Sin embargo, la base del valor de las criptomonedas sigue radicando en la cantidad de dinero que ingresa en su circuito. Por sí solas, las criptomonedas no tienen valor intrínseco; continúan dependiendo de su interacción con las monedas de circulación oficiales (estas últimas ligadas a la producción). La teoría subjetiva del valor, defendida por terraplanistas como Milei -a diferencia de la teoría objetiva de Marx-, sostiene que cualquier criptomoneda (y cualquier mercancía para el caso) tiene el valor que los individuos le asignan por arte de magia, sin la necesidad de estar respaldadas por nada. Esto fue precisamente lo que el presidente argentino también intentó promover con su estafa: la idea de que $Libra se valorizaría simplemente porque él la estaba promocionando. Sin embargo, la realidad se terminó imponiendo evidenciando el fiasco. La criptomoneda de Milei no valía ABSOLUTAMENTE NADA, fue simplemente un mecanismo de estafa.

¿Habrá impunidad?

Hasta ahora, a casi un mes, y con todas las pruebas y evidencias conocidas, la investigación formal no está avanzando. En el Senado, el oficialismo y sus aliados bloquearon la creación de una Comisión Investigadora, incluso frente a sospechas de sobornos para influir en los votos, recordando el escándalo del ex senador Kueider. En la Cámara de Diputados, aunque se intentó organizar una reunión informativa, el gobierno presionó para que sus legisladores afines no asistieran. Así y todo, se presentaron expertos en el caso que dejaron muy mal parado al presidente. En el ámbito judicial, el caso sigue estancado. El juzgado de María Servini aún no determinó si hubo una acción deliberada (siendo una obviedad que sí la hubo, además de haber sido planificado durante meses); y el fiscal Eduardo Taiano evitó solicitar medidas clave, como el congelamiento de fondos o la realización de peritajes en teléfonos y redes sociales, mientras las pruebas están siendo borradas. Hay otras denuncias abiertas en Estados Unidos y España, y probablemente aparezcan nuevas en otros países, con miles de damnificados. Probablemente todas estas causas vayan no solo contra Milei, sino también contra el Estado argentino. 

Mientras tanto el gobierno sigue avanzando con su plan neocolonial de destrucción del aparato productivo nacional y la pauperización de nuestra clase trabajadora. En pocos días avanzó con decretos para privatizar el Banco Nación y Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT), la designación exprés de jueces de la Corte Suprema de forma inconstitucional y la amenaza de intervenir la provincia de Buenos Aires. La industria sigue en caída libre con quebrantos y cierres cada vez más importantes y el consumo popular continúa derrumbándose. El gobierno, para evitar un estallido económico antes de las elecciones, está buscando de forma desesperada contraer más deuda del FMI, y que por ahora responde con comunicados, selfies y sonrisas de ocasión.

¿EN QUÉ PAÍS VIVE MILEI?

  • ¿El ajuste recayó sobre la casta? No, fue sobre jubilaciones, pensiones, salarios y servicios públicos que utiliza el sector privado. También se paró por completo la obra pública, la cual ningún país del planeta puede prescindir. La “casta”, el Poder económico concentrado y sus políticos ensobrados -como Milei-, siguen acumulando, fugando divisas al exterior e impartiendo o recibiendo coimas.
  • ¿Bajó la inflación? Mal medida sí, y si la medimos en dólares subió tanto que hoy somos uno de los países más caros del mundo. Según el IPC del INDEC, que no pondera como corresponde la suba de servicios, alquileres y otros bienes en el último año, la inflación mensual pasó del 12,8% en noviembre de 2023 (no la locura del 17 mil por ciento que dice el presidente) al 25% en diciembre de 2023. A partir de ahí comienza a bajar paulatinamente a números cercanos al 2% mensual (si se midiera bien sería el doble o hasta el triple) y de 117,8% anualizada. Esto en base a un atraso cambiario fenomenal, con intervención, carry trade, cepo y salarios pisados. 
  • ¿Bajó la deuda pública? No. En un año aumentó de 370 mil millones de dólares a 465 mil millones de dólares (el 70% corresponde a deuda emitida en pesos) ¿Qué podría ocurrir este año con los vencimientos si en moneda extranjera se deben afrontar pagos por 17 mil millones de dólares? Acá es donde el gobierno está más desesperado buscando un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y reprogramar parte del calendario de vencimientos, sobre todo porque en todo este tiempo no acumuló reservas y se fumó todas las divisas que pudo.
  • ¿Se eliminó el déficit financiero? No. Milei asegura que cerró el ultimo año con un superávit cercano al 0,6% del PBI, pero este dato, como todos, es un dibujo. Para llegar a ese número tuvieron que apropiarse de recursos provinciales, patear deuda con energéticas, parar por completo la obra pública y no contabilizar los intereses que generan los instrumentos financieros del Tesoro. Contando solo estos últimos el déficit sería del 2%, contando el resto sería muchísimo más.
  • ¿Creció la actividad económica? No. A contramano de los dichos de Milei -que la economía había crecido un 5,5%- la realidad es que el PBI, según el mismo INDEC, cayó en un 1,8% en 2024. El dato que toman para llegar al 5,5% es comparar diciembre de 2024 con diciembre de 2023, cuando el mismo Milei aplicó la devaluación brutal del 118%. Así y todo, incluso si le sacamos el arrastre estadístico del agro, que en 2023 tuvo la peor sequía en 100 años, la caída es mucho mayor, superior al 4%, siendo los sectores más afectados la construcción, la industria manufacturera, el consumo popular y la gastronomía.

MIENTRAS TANTO…

  • Dánica cerró su planta en Llavallol despidiendo a 150 trabajadores, algunos con más de 40 años de antigüedad. Hace 85 años que la planta produce alimentos. Durante el macrismo fue comprada por el grupo Beltrán y el sindicato SOEIA denuncia el vaciamiento definitivo en la actualidad, ante el derrumbe del consumo popular y la rentabilidad general de la economía libertaria.
  • El Grupo Dass cerró su planta de Coronel Suárez despidiendo a 400 trabajadores. La empresa, que fabrica calzado deportivo para marcas como Nike, Adidas y Fila, está presente en la Argentina desde 2008, fecha desde la que lleva invertidos unos US$185 millones. El año pasado se importaron el 50% de las zapatillas que circulan en el mercado.
  • El Frigorífico Las Heras, de la localidad homónima, está en proceso de remate y con 200 empleos en riesgo. Es uno de los más importantes del país ya que tiene autorización de exportar a China. Los trabajadores lo tomaron en más de una oportunidad ante la falta de pago por parte de sus actuales propietarios. Esto se da en un contexto de caída brutal del consumo de carne, que se redujo 12% durante 2024 y se ubicó como el peor año en ventas de cortes vacunos en más de veinte años.
  • Avón también cerró una de sus sedes en San Fernando y despidió a 293 trabajadores. La marca es propiedad del grupo brasileño Natura y está reestructurando sus operaciones en el país. Este centro funcionaba desde 1980, mientras que sus inicios se remontan la década del 70, donde inauguró su primera planta industrial en Moreno, provincia de Buenos Aires.
  • Otra fábrica de calzado, Bicontinentar, en la localidad de Chivilcoy, está a punto de cerrar definitivamente y alega no poder pagar los sueldos de 170 trabajadores. Ya habían sufrido 100 despidos el año pasado. El antecedente que los trabajadores tienen presente es que no se trata de la primera vez que sucede. Hasta 2018 la planta funcionó bajo el nombre Paquetá, de capitales brasileños y cerró como consecuencia de la política de Mauricio Macri. Fabrica las marcas New Balance, Diadora y Montagne.
  • Morvillo, la histórica grafica de Avellaneda quebró después de 50 años de actividad dejando a 200 trabajadores en la calle. Así y todo los obreros continúan en un plan de lucha con permanencias pacificas en las instalaciones. Los propietarios dicen que el aumento de los costos y la quiebra de uno de sus principales clientes, ARCA Distribuidores, llevó a la empresa a tener que cerrar sus puertas.