EL GOBIERNO PROFUNDIZA SU DETERIORO
Desorientados
La imagen de Mauricio Macri levantando el brazo con ademán implorante mientras Donald Trump lo ignora y abandona raudo el marco para la foto de los mandatarios del G20, habla por sí sola. Es una de las tantas genuflexiones en las que el gobierno abundó durante el último fin de semana. El rol político del presidente (y de la Argentina por consiguiente) fue especialmente intrascendente. En un escenario donde nuevamente chocaron las posiciones que dividen al mundo actual (entre unipolaridad y multilateralismo) Macri buscó hamacarse para no poner en riesgo las inversiones de la República Popular China (las únicas) ni el respaldo de los Estados Unidos. Terminó haciendo el ridículo. Además, cuando tuvo que intervenir en la sesión plenaria, repitió tips y lugares comunes. Capítulo aparte merece la labor de protocolo del gobierno: un verdadero bochorno al límite de la provocación.
El último G20 al que asistió Cristina fue en el año 2013 en la ciudad rusa de San Petersburgo. Allí hubo una enérgica condena al papel buitre de los capitales especulativos y se impuso un freno a la pretensión yanqui de invadir la República Árabe Siria. CFK asumió con solidez la representación de América Latina. Aunque el contraste con lo ocurrido en Buenos Aires resulte ostensible, el gobierno busca ahora (a través de los medios masivos) instalar la idea de que el G20 es el “Bicentenario de Cambiemos”. Salvo que en este caso las calles fueron pobladas por fuerzas represivas, y no por millones de compatriotas. De todas formas, es un recurso de muy corto aliento, dado que nuestro país se encuentra inmerso en una profunda crisis económica y social, cuyas manifestaciones no pueden esconderse tras un álbum de fotos con mandatarios extranjeros.
Las perspectivas del gobierno continúan cayendo. Cada día son más explícitos los sectores del poder real que le sueltan la mano a Macri, quienes comienzan a ensayar fórmulas y combinaciones de cara al año electoral. La posibilidad de que se desdoblen las elecciones en la Provincia de Buenos Aires, en línea con lo anunciado por distintas provincias del país, significaría un golpe difícil de asimilar para el ingeniero. Esto incluye ungir a María Eugenia Vidal como candidata a la presidencia, acompañada por el siempre dispuesto Juan Manuel Urtubey. Otro de los dibujos posibles perfila a Vidal como segunda acompañando a una de las “figuras” del PJ neoliberal. Todos coinciden en que Macri no debe competir. Se desmarcan los radicales, Carrió también se corre y preserva mientras todo se desmorona. Son sintomáticos en este sentido los movimientos al interior del Poder Judicial, corporación que actúa según sople el viento.
Pero esto no sería un problema para el imperialismo si no estuviera Cristina enfrente. Su intervención en el Foro organizado por CLACSO muestra que es la única dirigente capaz de identificar al enemigo principal, diferenciar lo principal de lo secundario en las actuales condiciones y, en función de estos elementos, establecer la política de alianzas necesaria para propiciar un avance de las fuerzas nacionales y populares. Este es el desafío, que Cristina asume poniéndose al frente del proceso de aglutinamiento de todos aquellos sectores afectados por el neoliberalismo. El enemigo ausculta el humor de la sociedad, detecta sus orientaciones electorales y busca plantar las “alternativas” que le permitan dar continuidad al modelo de saqueo. CFK les altera los planes, porque su figura tiende a contener y representar a un espectro social muy amplio. Ella hace lo que tiene que hacer; corresponde entonces a la militancia realizar los esfuerzos necesarios para respaldar con organización y conciencia cada uno de los lineamientos que Cristina va incorporando.