Este nuevo 24 de marzo, a 44 años del Golpe de Estado Cívico-Militar y Genocida de 1976, nuestro pueblo no baja sus banderas de Memoria, Verdad y Justicia, y del Nunca Más a los Golpes y al terrorismo de Estado en Argentina y América Latina.
Nunca Más que tiene que seguir haciéndose conciencia de manera permanente e incansable. Un Nunca Más que no se duerma, porque el enemigo no duerme y acecha siempre. Un Nunca Más atento y vigilante, para que la democracia (burguesa) que supimos conseguir en 1983 no se convierta en ilusión pasajera de unas décadas, avance y se profundice hasta sus últimas consecuencias patrióticas, populares y socialistas.
La suspensión de los actos y movilizaciones de este 24 de Marzo, producto de la necesaria prevención colectiva frente a la pandemia del Covid-19, nos debe llevar a profundizar en la reflexión y la lucha política y social para que el Nunca Más crezca y se disemine mucho más que este nuevo virus de sospechoso origen.
La República Popular China y la querida Revolución Cubana están dando al mundo una nueva y extraordinaria lección sobre la superioridad del sistema socialista, tanto en el plano moral del humanismo y el internacionalismo proletario, como en la eficacia práctica de sus sistemas de salud y de ciencia públicas al servicio del ser humano. Mientras China va logrando controlar y poner freno al coronavirus en su extenso y poblado territorio, Cuba ha realizado el sustantivo aporte del Interferón Alfa 2B para su tratamiento. Ambas naciones socialistas, además, están aportando su solidaridad internacional con destacamentos de profesionales e insumos médicos a Italia, España, Irán, Iraq y otros países afectados. Cuba abre su hospitalidad a un crucero británico en cuarentena al que se le negaba el ingreso a puerto en diversos países. Entretanto, los Estados Unidos despliegan 30.000 nuevos efectivos militares en Europa y hasta la propia Ángela Merkel acaba de denunciar a su par estadounidense Donald Trump, por querer apropiarse de un laboratorio alemán que está avanzando en la elaboración de una vacuna contra el virus.
Esto nos hace recordar, lo que nunca olvidamos: que los Golpes de Estado en Argentina y en toda Latinoamérica fueron gestados por el imperialismo norteamericano y las oligarquías vernáculas para resguardar sus intereses de dominación y de clase. Y que los 30.000 compañeros desaparecidos y asesinados por el Terrorismo de Estado luchaban, desde diversas vertientes revolucionarias, por la Liberación Nacional, por la Patria Socialista y por una sociedad y un mundo mejor. Libre de la dominación de las naciones por el imperialismo y libre de la explotación del hombre por el hombre.
Como siempre decimos: la lucha continúa. Como decía el Che: “el camino es largo y desconocido en parte”. En nuevos escenarios a lo largo del tiempo transcurrido, el de hoy y el porvenir. La causa es la misma. El enemigo es el mismo.
El mismo que acaba de perpetrar el Golpe de Estado contra el hermano Evo Morales en la amada Bolivia, cuando algunos pensaban que se había acabado el ciclo de los mismos. El enemigo no duerme.
Hace tiempo venimos señalando que la estrategia de los golpes blandos mediáticos, judiciales y/o parlamentarios era la elegida por la CIA y las oligarquías, pero que tampoco descartaban volver a recurrir a los golpes tradicionales.
Por eso, a no bajar la guardia con el Nunca Más y continuar la lucha. Este 24 de Marzo, la hora de la Patria nos reclama alzar la voz y los actos solidarios y responsables, contra el egoísmo y el individualismo burgués, y por el Nunca Más al neoliberalismo que es la política del imperialismo. Nunca Más a la Deuda Externa y al FMI que, como ya lo advirtió el Comandante en Jefe Fidel Castro en los años 80, se había convertido en poderoso instrumento de dominación imperialista y disciplinamiento de las naciones subdesarrolladas o en vías de desarrollo. Néstor Kirchner nos desendeudó y Macri volvió a ponernos el verdadero y asfixiante cepo de la deuda.
La memoria es tan vital como el agua misma. No hace tanto tiempo que pretendieron condenarnos a la fantasía reaccionaria del fin de la Historia, de las ideologías y hasta de la lucha de clases. La Historia es objetiva pero la hacen los pueblos. Y suele ser tan terca y persistente como las aguas de un río, siempre buscando su cauce. A veces es caudalosa como río de montaña. Otras lenta y sinuosa como en los meandros de un río de llanura. Pero siempre busca su cauce, reivindicando por siempre al gran Heráclito de Éfeso, al maestro Lao Tsé y a nuestro querido Carlos Marx.