DEFINICIONES DEL 1 DE MARZO
El gobierno y los intereses que defiende
La desbocada reacción de los voceros del poder real tras el discurso del Presidente en la apertura de sesiones ordinarias del Parlamento, es una valoración en sí misma de los contenidos allí planteados. Quienes procuraron durante todo el 2020 forzar una ruptura entre Alberto y Cristina, y a partir de ahí torcer el rumbo de gobierno y dinamitar el Frente de Todos, se encontraron con una exposición que tanto por su forma como por su fondo los terminó de alterar. En esta edición de Nuestra Palabra abordamos con más detalle el discurso presidencial, no obstante queremos destacar algunos elementos principales.
La cuestión de la deuda con el FMI y la decisión de iniciar una querella criminal para identificar y castigar a los responsables de tamaño latrocinio contra nuestro país. Esto se da en un contexto de fuertes presiones para lograr un (mal) acuerdo con el Fondo, que implicaría un brutal ajuste sobre las mayorías. El gobierno plantea un compromiso de pago a 20 años (de mínima) con vencimientos que no conspiren contra el desarrollo económico. Tampoco acepta ningún tipo de condicionamiento. Si siguiéramos el derrotero aceptado por Macri, tendríamos que pagar la friolera de 40.000 millones de dólares durante 2022 y 2023.
El funcionamiento del poder judicial, el intento de cogobierno de las y los jueces, la política del lawfare y la bochornosa Corte Suprema. Alberto propuso avanzar en la conformación de un Tribunal Federal de Garantías, que juzgue las arbitrariedades y discrecionalidades, hoy bajo la potestad de los cortesanos. Pidió también acelerar el proceso de reformas del Ministerio Público Fiscal y del Consejo de la Magistratura. En línea con lo expresado por el Presidente, el senador Oscar Parrilli anunció la disposición de crear una comisión bicameral para evaluar el desempeño de las y los jueces.
La pandemia y el proceso de vacunación en curso. Nuestro país debe enfrentar la segunda ola de COVID con un mayor nivel de inmunización de la población. Siguen llegando las Sputnik V, comenzaron a llegar las de AstraZeneca y también las Sinopharm. Se gestionó la pandemia priorizando las vidas humanas, lo cual es reconocido por una notable mayoría de la sociedad. Sostuvimos en su momento que debíamos concebir a la vacunación como una batalla política, que el enemigo iba a intentar entorpecerla de cualquier forma. Pasamos del “veneno inoculado” de Carrió al reclamo histérico por la falta de dosis; de las confesiones del periodista “amigo” a las bolsas mortuorias en Plaza de Mayo. No logran generar el impacto deseado, por eso les sale espuma por la boca.
La recuperación económica, salarios y consumo, precios y tarifas. El presidente volvió sobre algunas definiciones sostenidas durante los últimos meses, en particular desde la intervención de la compañera Cristina en La Plata en diciembre pasado. En aquella circunstancia advirtió sobre la necesidad de que “ese crecimiento (económico) se lo quede el conjunto de los argentinos y no cuatro vivos nada más”. La carestía de la vida siguió incrementándose. Es de las principales preocupaciones de nuestro pueblo y el gobierno ha tomado medidas, no obstante no alcanzan. El problema no es sencillo, ni tiene una única causa. Tampoco tienen ninguna explicación los aumentos del último periodo (en particular en los alimentos) más que la especulación de los grandes formadores de precios. La decisión de desdolarizar las tarifas de los servicios públicos es determinante. Se afectan intereses poderosos, el único camino posible para comenzar a revertir esta situación.
Este 2021 los factores de poder van a intensificar las acciones desestabilizadoras en todos los planos posibles: económico, financiero, sanitario, social, etc. Lo hicieron en los momentos más dramáticos de la pandemia, y lo van profundizar en un año electoral. La falta de inserción en las grandes mayorías los condujo a posiciones rayanas con el fascismo, lo cual no es un fenómeno exclusivamente argentino. Las palabras de Alberto reflejaron la disposición de confrontar en otro nivel a quienes pretenden llevarse puesto al gobierno democrático para imponer nuevamente un modelo de endeudamiento y saqueo de nuestro país. Si el Presidente se pone al frente de las luchas, el pueblo (de forma espontánea u organizada) va a poner el cuerpo. Se puede vencer o ser derrotados, pero las peleas hay que darlas. Eso lo aprendimos de Néstor y de Cristina.