PERÚ
Una oportunidad histórica
El país hermano, atravesado por una crisis aguda del modelo neoliberal, se encamina a una segunda vuelta electoral entre dos extremos antagónicos: el clásico fujimorismo (neoliberal y pro imperialista) contra un partido de izquierda, auto definido como marxista-leninista, nacional y popular.
En unas elecciones generales inéditas, celebradas el 11 de abril, el candidato Pedro Castillo, del partido Perú Libre (autodenominado marxista-leninista-mariateguista) alcanzó el primer puesto con el 19,18% de los votos, mientras que la derechista neoliberal Keiko Fujimori, del partido Fuerza Popular, consiguió el segundo lugar con el 13,36%. Así, en una contienda con más de 18 candidatos y sin mayorías importantes (reflejo de la crisis institucional que tiene en vilo al país desde hace años) ambos pasaron a la segunda vuelta, que se celebrará el próximo 6 de junio. Nadie se esperaba semejante resultado, sobre todo el obtenido por Pedro Castillo, que participó con muy pocos recursos, pero que supo conseguir un apoyo histórico en los sectores rurales y en el interior profundo del país.
¿Quién es quién? Keiko Fujimori es la hija del ex dictador Alberto Fujimori, un personaje nefasto para la historia del Perú, hoy preso y acusado de delitos de lesa humanidad: asesinatos extra judiciales, desapariciones, esterilización forzada de mujeres; además de diversas causas de corrupción y por romper el orden constitucional mediante un golpe de Estado, entre otros delitos. Keiko reivindica ese período neoliberal-fascista que inauguró su padre en la década del 90, a tal punto que prometió que lo indultaría.
Por el otro lado, Pedro Castillo es un humilde profesor de escuela pública y sindicalista nacido en Cajamarca, provincia norteña del Perú, cuyo conocimiento público comenzó durante una huelga educativa en 2017 contra el gobierno neoliberal de Pedro Pablo Kuczynski. Desde aquel entonces viene planteando la necesidad de una “Revolución Educativa”, que destinaría un 10% del PBI para la educación, el ingreso gratuito a las universidades, entre otras conquistas. La persecución criminal que sufrió Castillo luego de aquella huelga por parte del poder real, generó el efecto contrario en su imagen y fue reconocido por amplios sectores populares. Así fue como se da el acercamiento con el partido Perú Libre, que lo llevó como candidato proponiendo medidas “radicales” con vistas a la construcción del socialismo: mayor control sobre recursos estratégicos (estatizaciones de ser necesarias) en sectores como la minería, el gas, el petróleo y el turismo; y la creación de una Asamblea Constituyente que modifique la ilegitima carta magna de 1993 (impuesta por Fujimori).
Lo que está en juego. La polarización es extrema y el posible resultado es difícil de prever. La derecha neoliberal y pro imperialista, que fue dividida en varios candidatos, no tardó en poner el grito en el cielo y comenzó una campaña mediática feroz contra Castillo y contra su vice, el Secretario General de Perú Libre, Vladimir Cerrón. La desesperación de estos sectores es tal, que se vio reflejada en los dichos del conocido escritor liberal-reaccionario, Mario Vargas Llosa, un contrincante histórico del fujimorismo, que llamó a votar contra Castillo y a favor de Keiko Fujimori. Mientras tanto, los medios buscan demonizar a Castillo haciendo comparaciones en relación a Venezuela e inventando un inexistente vinculo con la organización terrorista “Sendero Luminoso”, entre otras operaciones.
Por el lado de Perú Libre, ya comenzó a buscar acercamientos y encuentros con otros candidatos y partidos de izquierda y centro-izquierda, sobre todo los que compartieron el frente “Juntos por el Perú”, liderado por Veronika Mendoza (cercanos al 8% de los votos). Varios partidos dentro de este frente, como el Partido Comunista Peruano y el Partido Comunista del Perú (Patria Roja), ya se alinearon con Castillo y Cerrón. Se espera que más partidos, movimientos, sindicatos y personalidades hagan lo mismo con el correr de los días. Estos encuentros y apoyos serán de suma importancia a la hora de gobernar, ya que no existen mayorías en el congreso y las propuestas de Perú Libre podrían verse empantanadas.
Desde aquí sumaremos fuerzas por un triunfo del binomio Castillo-Cerrón y abogamos por una unidad popular amplia que permita realizar las transformaciones establecidas en el programa de Perú Libre, entendiendo siempre las dificultades del contexto, pero con las esperanzas puestas en el progreso colectivo del hermano pueblo peruano.