A 200 AÑOS DE UNA DECISIVA VICTORIA PATRIA
La gran batalla de Carabobo
Por Rodolfo G. Módena
El 24 de junio de 1821 tuvo lugar y tiempo la histórica victoria patriota en la sabana venezolana de Carabobo. A 200 años de aquella gesta bolivariana, los argentinos desconocemos bastante de la misma. Solo sabemos de algunas calles, una Avenida y una estación del Subte porteño que llevan ese nombre.
Tampoco sabemos que hubo dos Batallas de Carabobo. La primera sucedió en 1814, cuando las fuerzas al mando de Simón Bolívar derrotaron a las fuerzas realistas en ese campo. La segunda, que nos ocupa en esta recordación fue la de 1821, tras años de marchas y contramarchas en la lucha independentista ininterrumpida en el Virreinato de Nueva Granada o la Gran Colombia (sueño de Francisco de Miranda retomado por Simón Bolívar, hoy Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá, y que podía, debía y deberá abarcar desde México, Cuba y las Antillas, toda Centroamérica, y toda Sudamérica hasta la Tierra del Fuego, Malvinas y la Antártida).
En ésta batalla, el gran Libertador también comandó a las tropas patriotas que sellaron la liberación del Norte de Sudamérica y abrieron su avance hacia el Sur, hacia Perú y al encuentro con San Martín, el gran Libertador del Sur del Continente, que venía de liberar a Argentina y Chile, y pronto a liberar al Perú del colonialismo español.
Al fin, la Guerra de nuestra Primera Independencia se ganó, con San Martín y Bolívar, en los heroicos campos de batalla contra el anacrónico colonialismo español.
Pero luego se perdería en la maraña política de intereses mezquinos internos fomentados por el neocolonialismo imperialista británico. Ese que bajo el lema de “divide y reinarás” de su diplomacia perversa, su poderosa Armada Real y sus seductoras libras esterlinas, de las manos de las oligarquías terratenientes y cipayas locales, supo desarticular el sueño de la Patria Grande “en nombre de la libertad”.
Después, entrado el siglo XX, vendría el desplazamiento del imperialismo británico por el imperialismo norteamericano como potencia hegemónica, también “en nombre de la libertad”. Y el mismo derrotero en la lucha por la Segunda Independencia de los pueblos latinoamericanos.
Ya lo había advertido Simón Bolívar: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”.
Hablando claro y pronto, ellos hablan de la libertad de los opresores, nosotros de la de los oprimidos. El concepto abstracto de libertad -ya lo enseñaron Marx, Engels y Lenin- no escapa nunca a la dinámica objetiva de la lucha de clases.
Libertad que es lucha por la independencia y la soberanía de las naciones y los pueblos, por una democracia avanzada, por la justicia social, los derechos humanos y ambientales, eso que nosotros llamamos socialismo camino al comunismo.
Ahí está Cuba socialista e internacionalista para darnos ejemplo, la Venezuela bolivariana refundada por Hugo Chávez y conducida por Nicolás Maduro, la Nicaragua Sandinista enfrentando una nueva embestida imperialista, Bolivia retomando la senda de su revolución democrática y cultural, y los pueblos de Perú, Chile y Colombia alzándose contra el neoliberalismo, México y Argentina con sus respectivos procesos nacional-populares, pronto Brasil, Uruguay, Paraguay y Centroamérica se reencontrarán con su cauce emancipatorio, todos en la lucha común por la Segunda y Definitiva Independencia de la Patria Grande.
Libertad que es la misma por la que lucharon nuestros próceres en San Lorenzo, Tucumán y Salta, Chacabuco y Maipú, Pichincha, Ayacucho y tantas otras batallas. En distintos escenarios, pero con la misma esencia patriótica de aquella histórica batalla de los llanos venezolanos de Carabobo.