FRENTE A LA AGRESIÓN IMPERIALISTA
Cuba no está sola
Retorna la habitual tranquilidad a las calles de Cuba luego de la maniobra desestabilizadora de los yanquis. Los comunistas cubanos no están dispuestos a entregar la obra, ni la independencia, ni la soberanía conquistadas con la Revolución.
El pasado 11 de julio, Cuba protagonizó los titulares y pantallas de los medios internacionales. “Cientos de personas” protestaban contra el gobierno y expresaban su descontento por la crisis sanitaria y económica. Las noticias presentaron la información como un levantamiento popular frente al “colapso sanitario” por el rebrote de contagios de COVID-19, sumado a una grave situación económica del país. Con una gran cobertura mediática, también se pudo ver a los cubanos residentes en Miami pedir una intervención militar extranjera para “restaurar la democracia”. En paralelo se inició en redes y medios una campaña con el eslogan ‘SOS Cuba’ que pedía con urgencia la intervención y un corredor humanitario.
El epicentro de las protestas fue San Antonio de los Baños, una ciudad situada al suroeste de la ciudad de La Habana. El presidente Díaz Canel se hizo presente en las calles de la ciudad, escuchó a la población, aclaró cuestiones, reconoció críticas, detalló esfuerzos de las autoridades, llamó a que el Partido y los revolucionarios jugaran su papel (como lo hizo Fidel en pleno periodo especial en 1994) y exigió el fin del bloqueo, pedido que acompañaron los presidentes de México y Argentina recordando que hace menos de un mes la asamblea de la ONU ha condenado por amplia mayoría el bloqueo.
Como señaló Díaz Canel, entre los manifestantes se encuentran elementos de la derecha bancados por la mafia de Miami y el imperio. Pero también ciudadanos disgustados por las carencias y los inconvenientes cotidianos, la crisis económica y la pandemia. “La pandemia llegó como un reto en medio de la situación de desabastecimiento y de las medidas recrudecidas del gobierno de los Estados Unidos”. Mientras que el Canciller Rodríguez Parrilla denunció que en Cuba “no hubo un estallido social, lo que hubo fueron disturbios, desórdenes en una escala limitada, generados por el desarrollo de una operación político-comunicacional”.
Los problemas que atraviesa el país son muchos. El bloqueo impuesto por EE.UU. lleva 60 años, el gobierno de Trump lo llevó al extremo y Biden lo ha mantenido incólume, ignorando la pandemia. Las sanciones imperialistas implican la escasez de productos básicos, el acceso a recursos fundamentales y, en plena emergencia sanitaria, la imposibilidad de adquirir insumos medicinales básicos. Retardan la capacidad misma de la producción de vacunas, aun cuando la Isla ha logrado producir sus propias vacunas como expresión de soberanía sanitaria y política, que testimonian los logros de la Revolución.
Se trata de un momento de gravedad, como otros que ha pasado la Isla, pero con el condimento del nuevo recetario en el cual la amplificación de las fake news, los miles de trolls y bot logran una visibilidad y un manejo de la interpretación de la realidad inéditos. Las formas son conocidas, se instalan hashtag como #SOSCUBA y se crean tendencias mundiales en las que participas artistas, influencers, granjas completas de trolls y bot. Desde ese montaje se pedía la intervención extranjera con la excusa de la pandemia de la COVID-19.
Ante esta arremetida, el secretario del PCC y primer mandatario de Cuba se refirió a la intención de empeorar las condiciones sanitarias en momentos en que se encuentran en un pico de contagios, donde hay que extremar el aislamiento. También señaló que “con toda esta información, partiendo de nuestras convicciones, cabría preguntarse si es cierto que necesitamos una intervención humanitaria. Yo creo que la respuesta es bien clara, en Cuba no se necesita intervención humanitaria. Cuba y el mundo lo que necesitan es mucha solidaridad en tiempos como este, y si alguien ha sido abanderado de esa solidaridad genuina es este pequeño país que ahora es cuestionado por la manera en que enfrenta la pandemia”.
La derecha dentro y fuera de la Isla utiliza el discurso de la “libertad” cuando en realidad piden intervención de los EE UU. Figuras como Luis Almagro, secretario de la OEA, o el senador republicano Marcos Rubio o Duque se expresaron en ese sentido, los mismos que defienden la represión en Colombia o que apoyaron el golpe de Estado en Bolivia. Por el contrario, crecen las manifestaciones de apoyo al gobierno con la consigna de que en Cuba las calles son de los revolucionarios y, fuera del país, la solidaridad de pueblos y gobiernos y el repudio al bloqueo imperialista. Cuba no está sola.