Neoliberalismo nunca más
A diferencia del año 2015, cuando la derecha se vistió con piel de cordero para ganar las elecciones, hoy no muestran empacho en decir lo que piensan hacer. No a partir del 2023, sino que les alcanza con imponerse en las de medio término. Se corren más hacia la derecha para contener el voto que les disputa Milei, no obstante es el programa que impulsó Cambiemos durante su presidencia. Rodríguez Larreta se encargó de mostrar su “dureza” frente a las familias (mujeres a cargo en su gran mayoría) que organizaban una toma en el barrio Padre Mugica. María Eugenia Vidal volvió a ser leona y avisó que van por la presidencia de la Cámara de Diputados, tercera en la línea de sucesión presidencial. Santilli se quejó por el respaldo de Axel Kicillof a los más de 200 mil estudiantes bonaerenses que no pudieron tener su viaje de egresados en 2020. Carrió pidió nuevamente por la eliminación de las indemnizaciones por despido, después de la “fortuna” que le tuvo que pagar a su doméstica. Lo de Macri dando clases y Tetaz lanzando billetes (aunque no menos brutal) da más para la picaresca, tal como lo ilustramos en la tapa de Nuestra Palabra.
Estas manifestaciones deben contribuir para esclarecer de qué hablamos cuando hablamos de dos proyectos de país. Aun cuando tengamos el recuerdo latente de lo que hicieron (y del lastre que nos dejaron) siempre es necesario volver sobre éstas cuestiones. Más todavía cuando tenemos enfrente una poderosa maquinaria de propaganda, que bastardea por “electoralista” un complemento mensual a las asignaciones familiares, mientras omite la platita que el FMI destinó a la reelección de Macri, y hoy pretenden que pague el pueblo. Sobre esto es necesario machacar en la campaña, evitando perder el tiempo en aspectos secundarios.
El tango se baila de a dos, dice el dicho. Entonces debemos oponer al neoliberalismo un proyecto de nación que impulse con mayor osadía un conjunto de transformaciones en beneficio de las grandes mayorías. Es evidente que la pandemia modificó prioridades del gobierno nacional. Hoy es otra la situación sanitaria, y otras también las prioridades. Salarios y jubilaciones, precios de los alimentos y medicamentos, y tarifas de los servicios públicos son las variables que impactan frontalmente en millones de hogares. Hay que seguir emitiendo si nuestro proyecto lo requiere. ¿El FMI está preocupado por la emisión monetaria? ¿Por qué les preocupa tanto? Vamos a una simplificación un tanto extrema, aunque inequívoca. Más emisión, más déficit fiscal, menos recursos para pagarle al Fondo. Podemos invertir la respuesta, en sintonía con lo planteado por Cristina en el cierre de campaña del FdT. Cada dólar que va al FMI, es un dólar que no va al trabajo, a la producción, a generar mejores condiciones económicas para el pueblo trabajador.
La prolijidad macroeconómica que exige el FMI se parece bastante al espíritu del proyecto de Presupuesto 2022 que Guzmán envió al Parlamento. Ambas discusiones están absolutamente relacionadas. Debemos concebir un Presupuesto a la altura de las necesidades de nuestra Patria. Eso choca con el tipo de acuerdo que pretende imponer el Fondo. Aunque pueda resultar lejano respecto a las preocupaciones cotidianas, nuestro pueblo está atento a cómo el gobierno se planta frente a esta batalla. Las fuerzas del campo popular debemos propiciar un mayor grado de participación e intervención del ciudadano de a pie en estas discusiones. No alcanza con formular más o menos exigencias al gobierno. Nuestro lugar está en organizar y movilizar a nuestros compatriotas para empujar y conquistar aquellos cambios que consideramos necesarios. Es la única forma de decir: neoliberalismo nunca más.