LA INFLACIÓN EN ENERO FUE DEL 3,9%
¿Qué pasa con los precios?
En enero del 2022, la medición del INDEC informó que la inflación promedio se ubicó en el 3,9%, mientras que la suba de alimentos y bebidas se ubicó en el 4,9%. La Canasta Básica Alimentaria (que entre los años 2016 y 2018 representaba un 25/ 27 por ciento del salario) entre los años 2019 y 2021 la proporción saltó al 30/ 33 por ciento (fuente ODeP). Estas subas inciden directamente en la caída del poder adquisitivo de las familias.
En el 2016 el 77% del salario mínimo vital y móvil permitía adquirir una canasta básica alimentaria; en la actualidad su costo supera en un 3% a la de un SMVM. Hoy el salario mínimo está fijado en 32. 616 pesos y es percibido por menos del diez por ciento de los 12 millones de trabajadores argentinos registrados. Se asume que el mismo actúa como referencia en los pagos de los seis millones de trabajadores que se desempeñan en el sector no registrado de la economía, además de vincularse directamente con el programa social Potenciar Trabajo para 1.200.000 trabajadores, quienes cobran el 50 por ciento de este salario. En el corto plazo el panorama no parece mejorar, ya que se registraron nuevos aumentos en el mes de febrero, y en marzo comienzan a regir las subas tarifarias.
Resultan irrisorias las diferentes explicaciones económicas que se utilizan para dar cuenta de estas fuertes subas (sequías, aumento de productos estacionarios, efectos adversos del programa Pre Viaje, etc.) si no se apunta a los grandes formadores de precios. Desde el Gobierno nacional, a través de la Secretaría de Comercio Interior, se fueron ensayando diferentes intentos para poner un freno a este fenómeno lacerante; precios máximos, precios cuidados, que no tuvieron el efecto deseado.
Desde hace unas semanas se viene analizando la posibilidad de crear una Empresa Nacional de Alimentos, según fuentes del gobierno, con el objetivo de controlar los precios. En sintonía, Roberto Feletti aseguró: “hay que reconstruir instrumentos estatales que permitan establecer regulaciones frente a lo que es el libre mercado en la asignación de recursos de alimentos. Necesitamos en trigo, maíz, carne y leche un corte con los precios internacionales”. Debemos tener en cuenta que la demanda de alimentos a escala mundial continúa en aumento, siendo beneficioso para los grandes productores y exportadores, pero con el riesgo de un desabastecimiento del mercado interno, como así también una correlación de precios nacionales con los internacionales. Será necesario que el gobierno avance en medidas más drásticas.
En este sentido, la experiencia del gobierno de Evo Morales aparece como esclarecedora. Bolivia creó la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), la cual interviene en todos los eslabones de la producción primaria, brinda apoyo a pequeños y medianos productores, posee 6 plantas de acopio para enfrentar situaciones de desabastecimiento, ocasionados por factores climáticos adversos y especulación. También interviene en la etapa de comercialización e industrialización de materias primas de alimentos.
Venimos afirmando desde hace tiempo que la suba de precios tiene un fuerte correlato con los intentos de desestabilización por parte del poder real, ello sumado a la falta de decisión política clara y contundente por parte del Gobierno para hacer frente a este fenómeno que continúa afectando a lxs trabajadorxs y a los sectores populares, devaluando su salario mes a mes.