BRASIL Y AMÉRICA LATINA

Una elección decisiva

Este domingo 2 de octubre se juega el futuro de Brasil y, en parte, de la región. Son las elecciones más importantes desde la vuelta a la democracia del gigante sudamericano. 156 millones de electores brasileños (la mayoría mujeres) tendrán que elegir entre un modelo de inclusión o prolongar la catástrofe bolsonarista. El candidato que alcance la mitad más uno de los votos válidos (exceptuados los nulos, blancos y abstenciones) saldrá vencedor. Si ningún candidato alcanza esa marca, habrá una segunda vuelta el domingo 30.

Lula formó una alianza amplia en pos de recuperar la democracia, luego de casi cuatro años de gobierno autoritario. Diez partidos forman la coalición que postula a Lula y a Geraldo Alckmin como compañeros de fórmula. Alckmin fue gobernador del estado San Pablo (estratégico por su caudal electoral) con orígenes en el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) cuyo líder histórico es el expresidente Fernando Henrique Cardoso que respaldó el golpe contra Dilma Rousseff en 2016 y avaló la proscripción de Lula en las elecciones de 2018. A pesar de esto, dirigentes históricos pesedebistas han declarado su voto por Lula. Y hasta el propio Cardoso divulgó una carta en la que junto a la defensa de los valores democráticos dejó en claro que no votará a Bolsonaro y que podría hacerlo por su antiguo adversario.

Los números de la mayoría de las encuestas confiables dan como ganador a Luiz Inácio Lula da Silva. Un sondeo de Datafolha mostró la semana pasada a Lula con el 47 por ciento de todos los votos en general, con un alza de dos puntos en una semana, contra el 33 por ciento de Bolsonaro, que lleva dos semanas estancado y perdió el 1 por ciento. Si sólo se cuentan los votos válidos, Lula se acerca el 50 por ciento o lo pasa (según encuestas de estos días) lo cual le permitiría ser presidente sin ir al balotaje del 30 de octubre. La estrategia del PT apunta a captar los votantes de Ciro Gomes y Simone Tebet, ambos candidatos de una “tercera vía” con cero posibilidades de victoria, pero que podrían arrastrar alrededor del 14% de los votos.

Bolsonaro ha hecho y sigue haciendo todo lo posible para intentar recuperar parte de su popularidad. Para esto recurrió a paliativos como el aumento provisional (hasta diciembre) de la ayuda a los pobres, sigue utilizando un potente aparato de difusión de fake news y opera con la poderosa maquinaria de las iglesias evangélicas neopentecostales para manipular el sentimiento religioso del pueblo. Sin embargo, no logra mejorar significativamente su performance en las encuestas ni disminuir su rechazo. Ante una segura derrota, hostiga con su feroz discurso anticomunista y sus amenazas al proceso electoral, lo que ha provocado un grado de tensión y violencia inédita. Ya se registraron dos asesinatos a militantes del Partido de los Trabajadores cometidos por bolsonaristas, un sinfín de agresiones a opositores, periodistas y a funcionarios de empresas de encuestas que muestran a Lula como favorito.

La gestualidad belicista de Bolsonaro no es solo una postura para su electorado. Además, es un negocio incipiente que ha importado desde Estados Unidos uno de sus hijos, Eduardo Bolsonaro. A dos semanas de asumir el gobierno en 2019, comenzó a suprimir una a una las restricciones para la compra y uso de armas en Brasil y emplazó al lobby armamentístico, que exporta hoy a más de un centenar de países, como su aliado.

Mientras tanto, Lula continúa ampliando políticamente su rango de apoyo. El expresidente representa no sólo al PT y a la izquierda sino a la democracia. Incorpora a todos los que se oponen a Bolsonaro y se identifican con este objetivo. Derrotar al bolsonarismo -y hacerlo en primera vuelta- es de gran importancia. Fortalecer el gobierno de Lula y dotarlo del mejor Congreso posible es el objetivo del PT y de las fuerzas democráticas. Estas elecciones deben encarnar un contundente rechazo al modelo neoliberal y la utilización del Estado para promover la violencia, la represión y la exclusión social que el fascista Bolsonaro representa.