2010 – 27 DE OCTUBRE -2022
Néstor es lucha
El 27 de octubre es una fecha bisagra para la Argentina, Néstor marcó un parteaguas en la historia nacional. Así lo entendió Lula, quien manifestó que, así como había un antes y después de Perón, la Argentina actual podía ser medida antes y después de los Kirchner.
Néstor fue el que se animó a reivindicar a la política como herramienta de transformación en momentos donde estaba en juego la existencia misma de la Patria. Y lo hizo con coraje y pasión inigualable, con una energía contagiosa, desenfadada y arrolladora. Pero además lo hizo con la claridad meridiana que solo los grandes líderes poseen, apuntando a lo estratégico y sin temor a los poderosos.
Con solo el 22 por ciento de los votos, un dirigente desconocido por muchos argentinos llegó a la Presidencia un 25 de mayo de 2003 en medio de una de las peores crisis sociales, políticas y económicas de la historia del país. Desde ese escenario, que parecía tan endeble, construyó la correlación de fuerzas necesaria para poder hacer frente a las tareas del momento. Una de sus más importantes decisiones políticas: el desendeudamiento del país: “No se puede volver a pagar deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos, generando más pobreza y aumentando la conflictividad social”, idea que apareció en su discurso de asunción. Negoció una quita de la deuda que Argentina había dejado de pagar en 2001 y continuó con la política de desendeudamiento y crecimiento con inclusión.
Néstor, también Cristina, tuvo que crear la oportunidad para cambiarle la vida a millones de seres humanos y lo hicieron peleando mano a mano con el poder real, arrebatándole privilegios, junto con un pueblo que volvió a creer y recobrar la autoestima.
Cumplió con sus convicciones durante toda su gestión y en cada una de las funciones y tareas que asumió, su política de derechos humanos impulsó la anulación de las leyes de Obediencia Debida, Punto Final y los Indultos de Menem y consiguió el cambio de la Corte Suprema menemista. El ‘No al ALCA’ en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, la conformación de un bloque de países sudamericanos y la profundización de la unidad Latinoamérica y de la Patria Grande. La creación de puestos de trabajo, la herramienta paritaria, la recuperación del mercado interno y la industria. La ampliación de derechos y la posibilidad de tener un horizonte y una realidad que valga la pena y nos saque del infierno, como él mismo lo denominaba.
Sacudió el tablero y terminó con el Consenso de Washington y el modelo neoliberal. Vale la pena recordar a Fidel, en ese increíble momento inaugural de lo que luego llamaríamos la década ganada, en las escalinatas de la Facultad de Derecho: “He vivido algunos años, pero nunca ni siquiera imaginé un acto tan azaroso y tan increíblemente emocionante como este. Ustedes no saben el servicio que le han prestado a América Latina; ustedes no saben el servicio que le han prestado al mundo al hundir en la fosa del Pacífico el símbolo de la globalización neoliberal. Le han insuflado tremenda fuerza al número creciente de personas que han ido tomando conciencia en toda nuestra América sobre qué cosa tan horrible y fatal es eso que se llama globalización neoliberal”.
En la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Néstor señaló que: “Son los hechos los que indican que el mercado por sí solo no reduce los niveles de pobreza y son los hechos también los que prueban que un punto de crecimiento en un país, con fuerte inequidad, reduce la pobreza en menor magnitud que en otro con una distribución del ingreso más igualitaria.” Tanta actualidad tienen estas palabras como el sueño que vino a proponernos. Un sueño y un proyecto que se hizo carne en miles de militantes y que Cristina profundizó. “Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la Tierra una nueva y gloriosa Nación: la nuestra”. Así nos convocó Nestor aquel 25 de mayo de 2003.