MULTIPOLARIDAD

China y Rusia se unen

La cumbre entre los mandatarios, realizada entre el 20 y 22 de marzo en la capital rusa, expresa que un nuevo orden internacional multipolar está en marcha. Los acuerdos alcanzados entre las dos potencias trascienden ampliamente sus relaciones bilaterales. Los encuentros, los gestos, las declaraciones y los documentos muestran que ambos líderes no sólo han diseñado propuestas alternativas para un mundo “más pacífico, armónico y con un desarrollo global más equitativo”, sino que están dispuestos a encabezar esos cambios y tienen la voluntad de sumar al resto de las naciones del planeta.

El panorama político y económico internacional se encuentra en plena reorganización. Más aun, la liquidez se esfuma y el consenso occidental respecto a la suba de tasas para controlar la inflación genera complicaciones de deuda, inversiones y potenciales quiebras en instituciones financieras. En este contexto de crisis del imperialismo, una China con tasas de crecimiento y un gran desarrollo tecnológico civil y militar amenaza la posición hegemónica norteamericana. Frente a esto Estados Unidos reacciona imponiendo barreras arancelarias, acusando a las empresas y a funcionarios chinos de espionaje y quebrando todos los acuerdos sobre libre mercado.

En el plano económico, EE.UU. necesita el conflicto bélico para acrecentar las ganancias del complejo industrial-militar, frenar la expansión de China y socavar a Pekín y Moscú en la arena internacional. En el camino demuestra su desesperación al estar dispuesto a sacrificar el consenso internacional respecto al dólar como patrón de intercambios, utilizándolo como método extorsivo para aplicar sanciones.

El altísimo vínculo acordado entre Moscú y Beijing impactará no sólo en el aumento exponencial del desarrollo que alcanzarán ambos países en los próximos años, sino en la metamorfosis del sistema financiero internacional. A partir de ahora se acelerarán los pasos dados, en los últimos tiempos, hacia la desdolarización, el intercambio comercial en monedas nacionales y el reemplazo del SWIFT (la red internacional de comunicaciones financieras entre bancos y otras entidades financieras).

En la actualidad, Rusia y China duplicaron el uso de las monedas nacionales en el comercio mutuo en 2022. Alrededor del 50% del volumen de negocios se realiza en yuanes y rublos y tienen la intención de seguir aumentando la proporción de monedas nacionales en las liquidaciones bilaterales. Moscú está creando una alternativa al sistema internacional SWIFT, una plataforma interbancaria para las transferencias a nivel global.

Por su parte, China, el mayor importador de petróleo del mundo, comenzó en marzo del 2018 a vender futuros de crudo valorados en yuanes en la bolsa de Shanghái. Estos contratos promueven el uso de la moneda china en el comercio mundial. Durante su visita a Arabia Saudita, Xi Jinping declaró que su país trabajaría para que el comercio de los hidrocarburos se realizara en yuanes e invitó a las naciones del golfo Pérsico a “utilizar plenamente” la Bolsa de Petróleo y Gas Natural de Shanghái. La entrada del yuan en el comercio de hidrocarburos reduciría el dominio del dólar estadounidense sobre el mercado global e impulsaría el uso de la moneda nacional china a nivel internacional.

Estos hechos avanzan en el establecimiento del “petroyuan” y el surgimiento de un ámbito de transacciones financieras y comerciales donde no circulará el dólar y los commodities jugarán un rol crucial. Además, a través del mBridge (creación conjunta entre el Banco Popular de China, la Autoridad Monetaria de Hong Kong, el Banco de Tailandia, el Banco Central de los Emiratos Árabes Unidos y el Centro de Innovación del Banco de Pagos Internacionales en su Centro de Hong Kong) China ofrece la posibilidad de transacciones financieras inmediatas entre países utilizando monedas digitales emitidas por sus respectivos Bancos Centrales, siempre al margen del dólar y de sus redes financieras.