No pagarle al FMI con el hambre del pueblo

Es necesario que nuestro pueblo conozca cómo se resolverá la discusión con el Fondo Monetario Internacional, más aún cuando se exterioriza cierta urgencia o ansiedad (del poder real y de algunos sectores de la coalición gobernante) por cerrar cuanto antes un acuerdo. Del plan plurianual anunciado por el presidente la noche del 14 de noviembre (que contendría los avances de la negociación y se trataría este mes en el Parlamento) no tenemos más que trascendidos periodísticos. Sí tenemos, como la marca de un hierro candente en la piel, el recuerdo vivo de las exigencias del Fondo a las naciones endeudadas. Dentro de pocos días se cumplirán 20 años de las históricas jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, cuando saltó por los aires el neoliberalismo. En enero de ese año, De La Rúa había anunciado el blindaje y megacanje bajo auspicio del FMI.
Palabras más, palabras menos, la discusión de fondo es la misma. Nos exigen planchar el crecimiento de la economía y destinar esos mismos recursos (hoy orientados a abastecer de dólares la producción) al pago de la deuda. Hay quienes proponen, como alternativa, obtener esas divisas a través de un shock exportador de commodities, lo que cristalizaría el proceso de reprimarización económica reinstalado por Macri, y redundaría en una mayor presión sobre el precio de los alimentos. Por un lado o por el otro, pierden las mayorías. Se observa un esfuerzo por parte del gobierno por morigerar los condicionamientos, pero deberían invertirse las cargas. Que paguen los que ganaron con la timba, los que fugaron. “Es un momento histórico de extrema gravedad y la definición que se adopte y se apruebe, puede llegar a constituir el más auténtico y verdadero cepo del que se tenga memoria para el desarrollo y el crecimiento CON INCLUSIÓN SOCIAL de nuestro país.” Son palabras recientes de Cristina, que compartimos de principio a fin.
Vemos un “dilema” similar respecto al precio de la carne, que de un saque registró un aumento del 25%. Roberto Feletti habló de retenciones, o de imponer un impuesto a los exportadores para subsidiar directamente a los productores y bajar el precio, y cundió el pánico entre propios y extraños. Hay que hablarle claro a nuestro pueblo y mostrar real disposición para dar la pelea contra los formadores de precios. Es correcta la resolución del BCRA que prohibió la financiación en cuotas de los viajes al exterior (en el marco de una corrida devaluatoria que no cede y reservas que no abundan) siempre que esos dólares vayan a sostener el crecimiento, y no al Fondo. Se debería argumentar con mayor determinación. Ese fue uno de los mensajes de las elecciones (cuyo resultado remontamos respecto a las PASO, pero que no ganamos): la necesidad de un gobierno que actúe con firmeza.
Tenemos menos de dos años para avanzar con más decisión, recomponer y defender los ingresos populares y cerrarle el paso a un retorno del neoliberalismo. El establishment le ofrece gobernabilidad a Alberto si rompe con Cristina, por esto mismo debemos cuidar la unidad del Frente de Todos, siempre en la lucha por nuevas y mayores conquistas, no para flotar y hacer equilibrio. Basta el ejemplo de América Latina: en la medida en que los gobiernos no dan respuesta, los pueblos se radicalizan. El torrente viene desde la izquierda, en confrontación con las diferentes expresiones (halcones y palomas) del imperialismo.
Hace 25 años se realizaba el Congreso Extraordinario del Partido Comunista que dio origen al PCCE. Nos permite, una vez más, reconocer a aquellos compañeros y compañeras que en circunstancias realmente adversas se plantaron en defensa de nuestra historia, nuestros principios y nuestras ideas. Y recordar en particular a nuestro entrañable Jorge Pereyra, el principal artífice de aquel camino que iniciamos con el objetivo de reconstruir un partido marxista leninista en la Argentina, con vocación, valores y práctica revolucionaria. Una fuerza de izquierda que, plantada en el frentismo de liberación y el antimperialismo, juegue un papel objetivo en el camino argentino al socialismo.