ISRAEL PROFUNDIZA LA MATANZA

Gaza y el genocidio prolongado

Según informó el diario israelí Haaretz, basándose en imágenes de satélite antes y después de octubre, las tropas israelíes están creando un perímetro vacío de “un kilómetro de ancho” desde la valla divisoria entre Israel y Palestina, que una vez terminado abarcará el 16 por ciento de la Franja de Gaza. El proyecto involucra a fuerzas de ingeniería que están ampliando “de forma significativa el área declarada por las Fuerzas de Defensa de Israel como zona palestina prohibida antes de la guerra”, detalla el diario. Además, Israel está “limpiando” de edificios un pasillo diagonal, próximo al campamento de Al Bureij, que dividirá la Franja en dos partes a fin de poder “controlar el tráfico en carreteras estratégicas”. Israel es una fuerza de ocupación.

La Relatora del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para los territorios palestinos ocupados, la abogada italiana Francesca Albanese, publicó un borrador de informe según el cual encontró “motivos razonables para creer” que Israel está cometiendo genocidio en Gaza. El mismo Consejo de Seguridad aprobó una resolución exigiendo un alto el fuego inmediato en la guerra en curso. El vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, la acusó de antisemita y exigió su renuncia.

La versión preliminar sin editar del informe, titulada Anatomía de un genocidio, concluye que “la abrumadora naturaleza y escala del ataque de Israel contra Gaza y las destructivas condiciones de vida que ha infligido revelan una intención de destruir físicamente a los palestinos como grupo”, enumerando las acciones israelíes que violan el artículo II de la Convención para la Prevención y Castigo del delito de genocidio: “Matar a miembros del grupo; causar graves daños corporales o mentales a los miembros del grupo; e infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial (…) Israel ha tratado de facto a todo un grupo protegido y la infraestructura que sustenta su vida como ‘terrorista’ o ‘que apoya al terrorismo’, transformando así todo y a todos en un objetivo o daño colateral, por lo tanto susceptible de ser matado o destruido”, continúa el documento. “De esta manera, ningún palestino en Gaza está seguro por definición. Esto ha tenido efectos devastadores e intencionales, costando la vida a decenas de miles de palestinos, destruyendo el tejido de la vida en Gaza y causando un daño irreparable a toda su población”.

El ataque de Israel a Gaza durante 171 días ha matado al menos a 32.333 palestinos, la mayoría de ellos mujeres y niños, al tiempo que ha herido a casi 75.000 personas más y ha desplazado a alrededor del 90% de los 2,3 millones de habitantes gazatíes. Otros miles de palestinos están desaparecidos y se cree que están muertos y enterrados bajo los escombros de los edificios bombardeados. Las enfermedades y la hambruna mortal causadas y exacerbadas por el asedio y el bloqueo de Gaza por parte de Israel se están propagando rápidamente.

“El genocidio de Israel contra los palestinos en Gaza es una etapa de la escalada de un largo proceso de eliminación por parte de colonos”, afirma el borrador del informe. “Durante más de siete décadas, este proceso ha asfixiado al pueblo palestino como grupo -demográfica, cultural, económica y políticamente-, que busca desplazarlo y expropiarlo y controlar su tierra y sus recursos”.

Refiriéndose a la huida y limpieza étnica de más de 750.000 árabes de Palestina durante la fundación del moderno Estado de Israel en 1948, el documento sostiene que “la Nakba en curso debe detenerse y remediarse de una vez por todas. Esto es un imperativo debido a las víctimas de esta tragedia altamente evitable y a las generaciones futuras en esa tierra”.