PANORAMA

Un gran paso en falso

Durante las últimas semanas pudimos observar un crecimiento de las luchas obreras en diversos países de Europa. En Francia los trabajadores ferroviarios impulsan masivas huelgas frente al ingreso a una “economía de guerra” según Macron; en Italia decenas de miles de taxistas movilizados ante la avanzada flexibilizadora a través de las apps para viajes; en los Países Bajos los pequeños productores rurales fueron violentamente reprimidos por la policía por el rechazo a regulaciones que favorecen a los grandes jugadores agrícolas. Una golondrina no hace verano dice el refrán popular, pero tres sí. No son hechos aislados, sino que reflejan el creciente malestar en Europa por el impacto económico de la agresión de occidente contra Rusia, que derivó en el conflicto en Ucrania. 

La inflación en España alcanzó el 10,2 por ciento interanual, la mayor desde 1985. En Alemania, la confianza del consumidor alemán alcanzó su peor registro en las últimas tres décadas. En Italia, las asociaciones de consumidores se concentraron en Roma con olla y cuchara en mano para reclamar un freno en el alza de los precios. En Reino Unido, la industria de la alimentación advirtió sobre una inflación del 15 por ciento en alimentos durante el verano. Colectivamente, no saben cómo salir del laberinto en el que se perdieron luego de prescindir del petróleo y gas ruso. El costo del transporte de cereales aumentó un 60 por ciento en febrero y marzo, y se proyecta que impactará sobre el precio de los alimentos con un alza del 4 por ciento.

En un revelador encuentro de Vladimir Putin con líderes de la Duma estatal y jefes de las representaciones partidarias, el presidente ruso afirmó: “Si lo que quiso Occidente fue provocar un conflicto para pasar a una nueva etapa en la lucha contra Rusia, a una nueva etapa en la contención de nuestro país, entonces podemos decir que lo logró, en cierta medida: al desatarse la guerra, se imponen más sanciones, lo que en condiciones normales hubiera sido difícil hacerlo. Pero hay que prestar atención a lo siguiente. Occidente debería haber entendido que han perdido desde el comienzo mismo de nuestra Operación Militar Especial, porque ese comienzo también significa el comienzo de una ruptura radical del orden mundial al modo estadounidense. Este es el comienzo de la transición que va desde el egocentrismo estadounidense liberal-globalista a un mundo verdaderamente multipolar, un mundo basado no en reglas egoístas inventadas por alguien para sí mismo, detrás de las cuales no hay nada más que un deseo de hegemonía, no en hipócritas dobles raseros; sí sobre el derecho internacional, sobre la verdadera soberanía de los pueblos, civilizaciones y voluntad de vivir de acuerdo a sus destinos históricos, sus valores y tradiciones; de construir la cooperación sobre la base de la democracia, la justicia y la igualdad. Y debemos entender que este proceso ya no se puede detener. El curso de la historia es inexorable, y los intentos del Occidente colectivo de imponer su nuevo orden mundial al mundo, son intentos que están condenados al fracaso”.

El BRICS es una gran mamushka en la que coexisten varios corredores comerciales de enorme trascendencia geopolítica. Uno de ellos es el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC por sus siglas en inglés) que funge como una alternativa al tradicional Canal de Suez. Los cimientos de ese corredor multimodal se instauraron en septiembre del año 2000, bajo un acuerdo intergubernamental entre Rusia, Irán e India, y posteriormente, se sumaron otros países, entre ellos, Azerbaiyán. Los productos que han planteado agregar a esta importante red son el petróleo y sus productos derivados, fertilizantes, minerales, químicos, alimentos y más.

Recientemente se realizó la VI Cumbre del Mar del Caspio, con la presencia de Irán, Kazajstán, Turkmenistán, Azerbaiyán y Rusia. Allí se enfatizó en el INSTC como “proyecto verdaderamente ambicioso, una arteria de transporte de 7.200 kilómetros de longitud desde San Petersburgo hasta los puertos de Irán e India”. 

Los hechos son porfiados, no requieren de grandes esfuerzos de interpretación. El imperialismo norteamericano promovió el conflicto bélico en Ucrania, arrastró a Europa en su política aventurera, y ahora, literalmente, no saben ni pueden contener el avance de China y Rusia hacia la multipolaridad.