Por Rodolfo G. Módena

Hace 90 años, un 21 de abril de 1929, nacía en Guaymallén, Mendoza, uno de los más grandes poetas sociales argentinos de todos los tiempos: Armando Tejada Gómez.

Nació en la pobreza de una familia de trabajadores rurales de estirpe huarpe y muy pequeño quedó huérfano de padre. Eran veinticuatro hermanos y la madre tuvo que repartirlos. Fue criado por una tía que le enseñó a leer y escribir, casi no fue a la escuela y desde los seis años trabajó de canillita y lustrabotas. A los quince años compró el “Martín Fierro” de José Hernández y se apasionó por la lectura y la poesía. Luego sería estibador y obrero de la construcción, e iría desarrollándose su conciencia de clase, parida en la carne propia de su infancia pobre y de la constatación experimental de las injusticias sociales sufridas por los trabajadores.

A los veinte años consiguió trabajo como locutor en LV10 Radio de Cuyo, al tiempo que seguía trabajando en la construcción y escribía poesía. Fue despedido de la radio en 1954, luego de realizarle un reportaje al gran pintor comunista argentino Juan Carlos Castagnino, quién había vuelto de la República Popular China que transitaba los primeros años de su Revolución Socialista.

Por esos años comenzó a componer canciones junto a su hermano del alma, el músico y guitarrista Oscar Matus, mendocino también, con quién forjó un binomio creativo de enorme productividad, contenido y belleza. En 1957, Matus se casa con la desconocida cantante tucumana Mercedes Sosa, y junto a Tejada formarían un trío emblemático de la canción popular argentina y latinoamericana.

En 1958 fue electo Diputado Provincial por la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) encabezada por Arturo Frondizi, consagrado Presidente en aquellos comicios. Al poco tiempo, sin embargo, frente a la traición de Frondizi al “Programa de Avellaneda” y su claudicación ante las multinacionales y el imperialismo norteamericano, Tejada renuncia a su afiliación a la UCRI para incorporarse, como muchos otros jóvenes intransigentes de su generación, a las filas del Partido Comunista.

En 1963, Tejada, Matus y Mercedes, junto a Tito Francia, Víctor Gabriel Nieto, Martín Ochoa, David Caballero, Horacio Tusoli, Perla Barta, Chango Leal, Graciela Lucero, Clide Villegas, Emilio Crosetti y Eduardo Aragón lanzan el Movimiento del Nuevo Cancionero, el que tuvo una gran repercusión e influencia revolucionaria en Argentina y en toda América Latina.

En su Manifiesto se decía: “El Nuevo Cancionero luchará por convertir la presente adhesión del pueblo argentino hacia su canto nacional, en un valor cultural inalienable. Afirma que el arte, como la vida, debe estar en permanente transformación y por eso, busca integrar el cancionero popular al desarrollo creador del pueblo todo para acompañarlo en su destino, expresando sus sueños, sus alegrías, sus luchas y sus esperanzas”.

De la fuente inagotable de la pluma de Tejada nacieron letras extraordinarias como las de “Canción para un niño en la calle”, “Fuego de Anymaná”, “Canción de las simples cosas”, “El cóndor vuelve”, “Canción de la ternura”, “El mundo prometido de Juanito Laguna”, “Canción de lejos”, “Triunfo agrario”, “Volveré siempre a San Juan”, “Zamba del laurel”, entre tantísimas obras.

Sus poemas recorrieron América Latina y el mundo, sus letras fueron traducidas a varios idiomas, obtuvo diversos y merecidos premios, pero acaso los dos más importantes hayan sido el ser prohibido por la última dictadura cívico-militar instaurada en 1976 y el haber compuesto “Canción con todos” (1969), convertida en el gran himno popular latinoamericano.

La vida lo hizo duro pero supo ver la belleza humana, sentir el amor por lo nacional y popular, ser un ferviente latinoamericanista y antimperialista, demócrata y revolucionario, humanista e internacionalista proletario que pudo endurecerse sin perder la ternura de un niño.

Desde su doliente infancia llegó a ser un auténtico intelectual orgánico de la clase obrera en el campo cultural. Consecuente militante del Partido Comunista hasta su muerte, a los 63 años, el 3 de noviembre de 1992, Armando Tejada Gómez vive en el anhelo, las luchas y esperanzas de la Patria Grande.