CABA
El Garrahan no se toca
El conflicto en el Hospital Garrahan visibiliza la situación promedio de los trabajadorxs estatales con pérdida salarial mayor al 35% y espacios de atención sin recursos; este año comenzó con el anuncio de 4500 despidos en salud nacional y el desguace del Hospital Laura Bonaparte, siguió con promesas junto al Secretario anti-vacunas de los EEUU para hacer propia la agenda yankee, con negación de cobertura en medicamentos de alto costo, trabas a la adquisición de vacunas y la retira del país en la OMS. La lucha de los trabajadores del Garrahan, empujada por los residentes cuyo trabajo muchas veces suple la falta o renuncia de médicos de planta, en un hospital que significa la última posibilidad de sobrevida para muchos niños, es una bocanada de aire fresco para muchos trabajadores que se sienten abatidos por la ferocidad de los ataques mal llamados ajustes y la falta de reacción colectiva.
La situación de emergencia obliga a superar una división de representaciones que muchas veces está dada por jurisdicción, profesión, nivel de estudio o escalafón al que se pertenece, incluyendo a muchos que se apresuran a presentarse como “apolíticos” o “apartidarios”. El pasado lunes 2 de junio se dio a conocer la propuesta de aumento salarial del 60% solo para residentes del Garrahan, dejando fuera de la discusión al 90% restante de los trabajadores del propio hospital y ni siquiera comenzando a discutir la situación de quienes trabajan en otros hospitales con igual jerarquía como El Cruce o el Hospital Posadas. Se consiguió una primera conquista con lucha y organización, pero ante el accionar del ministro Lugones, que amenaza la existencia misma de la salud pública y gratuita, solo queda profundizar las experiencias de lucha, desde abajo, organizando la bronca colectiva en soluciones concretas, para que lo “apolítico” y “apartidario” deje de estar de moda. Con la salud del pueblo no se jode y a los trabajadores se los respeta.