El pasado 4 de octubre, el pueblo ecuatoriano se movilizó masivamente a lo largo y ancho del país para impedir el llamado “paquetazo” de ajuste neoliberal, impulsado por el gobierno traidor y entreguista de Lenin Moreno. Las medidas incluyen la liberalización del precio de los combustibles, que se incrementarán un 120% para el diésel y un 30% para la nafta, además de una reforma laboral regresiva y una reforma tributaria para beneficiar a la oligarquía ecuatoriana.

Estas medidas son la consecuencia de las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI), que está por inyectar al país unos 4.200 millones de dólares de deuda para tapar el agujero fiscal que generó el gobierno de Moreno. Desde que asumió la presidencia en mayo de 2017, Moreno eliminó impuestos para los ricos, facilitó la evasión de la oligarquía y quitó aranceles a las importaciones. El agujero fiscal que se generó (en una economía dolarizada como la ecuatoriana) no se pudo cubrir con deuda interna, por lo que ahora acuden desesperados al endeudamiento con el FMI. Hasta ahora, el traidor de Moreno venía cogobernando con la derecha oligárquica más reaccionaria, los medios de comunicación y la embajada yanqui. Ahora se suma el Fondo Monetario al equipo.

Ante esta situación, el pueblo salió de forma masiva a las calles, con movilizaciones y cortes de ruta en todo el país; a la vez que el gobierno decretaba el estado de sitio. La jornada, que continuó durante todo el fin de semana, terminó con cerca de 400 detenidos, 73 heridos y un muerto. Un masivo paro general convocado por las principales centrales sindicales se expresó este 9 de octubre.

Desde el Movimiento Revolución Ciudadana (liderado por Rafael Correa) manifestaron su oposición al paquetazo neoliberal y llamaron a continuar las movilizaciones. “Es una situación muy parecida a la que se vive en la Argentina. Vienen entreguistas y destruyen lo que con tanto esfuerzo se ha construido”, manifestó el compañero Rafael Correa ante la situación, y agregó: “El actual presidente está muerto de miedo por su traición a la Revolución Ciudadana y al pueblo ecuatoriano. Nadie votó por el FMI. Los poderes económicos son los que sostienen artificialmente a Moreno pero, si el descontento dura demasiado tiempo, incluso un gobierno tan servil puede caer y hay vías constitucionales para que esto suceda”, enfatizó.