Luego de cinco años de una Asamblea Nacional tomada por la oposición golpista, el chavismo consiguió recuperarla en unas elecciones atravesadas por la pandemia del coronavirus, la guerra económica imperialista, y una oposición dividida que no consiguió movilizar a sus electores.

El 6 de diciembre se realizaron elecciones parlamentarias en Venezuela y el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPPSB) fue el claro ganador, pese al complejo contexto atravesado por la pandemia del coronavirus y el ataque constante del imperialismo con sus sanciones y guerra económica. Así, el chavismo consiguió recuperar la Asamblea Nacional (AN) luego de cinco años de paciencia, en donde la oposición intentó utilizarla para sabotear al país hasta finalmente terminar en desacato frente al Tribunal Supremo de Justicia. La encargada de reemplazarla en su momento fue la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) votada en 2017, que dejará sus funciones al nuevo parlamento.

El chavismo consiguió ir unificado en el Gran Polo Patriótico: El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) más otros 8 partidos. Solo unos pocos sectores ultra izquierdistas decidieron ir por separado. Por el lado de la oposición neoliberal y pro imperialista, el sector más reaccionario decidió no participar, mientras que otros sectores si lo hicieron, aunque divididos en varios frentes. Con una participación del 30,5%, el chavismo obtuvo el 69,32% de los votos, seguido por la opositora Alianza Democrática con el 17,68%. El resto de los frentes y partidos que participaron sacaron porcentajes inferiores al 5%. En cuanto al número de diputados, de los 277 que compondrán la Asamblea, el Gran Polo Patriótico obtuvo 253, una mayoría absoluta.

Ni bien se supo el resultado, desde los medios de comunicación de derecha salieron a poner el grito en el cielo ante la baja participación, como si ese fuera un problema para el resto de los países del mundo. El mismo día hubo elecciones legislativas en Rumania en donde la participación fue del 31%. A ningún medio ni país se le ocurrió decir nada al respecto. Claro, Rumania es parte de la Unión Europea y de la OTAN. En Chile, las elecciones municipales de 2016 tuvieron una participación del 35%, de las más bajas de su historia, sin embargo nadie emitió sonido. Lo mismo sucede en decenas de países en todo el mundo. La baja participación en el caso de Venezuela se entiende, en primer lugar, porque fue realizada en medio de una pandemia, sobre todo en un país en donde no es obligatorio ir a votar. En segundo lugar, porque fue una elección sometida a condiciones externas provocadas por las sanciones y una guerra económica imperialista despiadada. Y en tercer lugar, por las circunstancias en las que participó la oposición: dividida y desprestigiada después de tantos años de apoyar sabotajes y bloqueos contra el pueblo.

Así y todo, el resultado fue legítimo, democrático y realizado con todas las garantías constitucionales, incluyendo el apoyo de veedores internacionales que nada tienen que ver con el chavismo, como es, por ejemplo, el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, que en su momento fue un claro adversario ideológico de la Revolución. También está claro que el Gran Polo Patriótico no hubiera podido ganar si no fuera por la políticas públicas y misiones sociales que se fueron perfeccionando a lo largo de tantos años de guerra económica: se continuó construyendo viviendas, llevando mercados populares a los barrios, atendiendo de forma gratuita en el sistema de salud, sosteniendo la educación pública, otorgando bonos a través del Carnet de la Patria como solución momentánea ante la elevada inflación, etc.

Lo que viene será una contraofensiva por parte del chavismo para recuperar la economía, esta vez contando con el Parlamento que legislará en favor del pueblo. Nicolás Maduro, presidente del país, planteó también que la nueva AN deberá ponerse al hombro el combate contra la corrupción y el burocratismo. Además, pidió a los nuevos diputados su ayuda para rectificar lo que haya que rectificar e impulsar como nunca todas las leyes necesarias para derrotar al bloqueo económico y las sanciones de Estados Unidos. En Venezuela, mal que le pese a los imperialistas, la democracia triunfó en contra de la guerra civil que quisieron imponerle.