La empresa Tensa y el Negrito Avellaneda

En la madrugada del 15 de abril de 1976, la patota genocida de Campo de Mayo entró a balazos en la casa de Munro de Floreal Avellaneda. Lo buscaban para secuestrarlo por orden y pago de la empresa TENSA, de capitales estadounidenses y argentinos por parte del gobernador de la provincia de Bs. As., Victorio Calibró, burócrata dirigente de la UOM de zona norte devenido en millonario empresario. Ya habían desaparecido a otros compañeros que habían llevado adelante la lucha contra la patronal en 1974. Floreal estaba entre los primeros de la lista de 33 delegados a secuestrar, 27 de ellos están desaparecidos. Toda una vida de lucha como militante comunista y activista gremial en varias fábricas multinacionales le daba avisos que esta vez la anunciada represión iba a ser genocida en contra de la clase obrera.

Floreal Avellaneda padre pudo escapar a la encerrona por los techos del vecindario. Los genocidas debieron abandonar la búsqueda y contentarse con llevarse secuestrados a Floreal hijo e Iris Pereyra (su compañera) a Campo de Mayo, lugar donde funcionaron cuatro campos de concentración, secuestro y exterminio de aproximadamente 7.000 desaparecidos.

Estos hechos fueron juzgados 33 años después. Los ejecutores condenados con algunas penas irrisorias y todas las sentencias aún no están firmes por obra y gracia de la Corte Suprema de Justicia. Los que nunca recibieron ni siquiera un apercibimiento legal fueron los gerentes de todas las empresas multinacionales que planificaron, financiaron y dirigieron el genocidio contra la clase obrera organizada, que detentaba la más alta conciencia de clase de Latinoamérica.

El “Negrito” Floreal Avellaneda, de 15 años, militante de la Federación Juvenil Comunista, fue otra de las víctimas de los vuelos de la muerte. Fue arrojado al Río de la Plata y su cuerpo encontrado en las costas de Montevideo, Uruguay. Iris Pereyra de Avellaneda pasó 3 años prisionera en distintas cárceles de la argentina durante la última dictadura cívico-militar. Al recuperar su libertad siguió militando por los derechos humanos, políticos y sociales e investigando el genocidio contra el pueblo argentino. Hoy preside la Asociación de Sobrevivientes, familiares y compañeros de Campo de Mayo.