CRISIS SIN FRENO
Cierres, despidos y una economía que se sigue desangrando
La industria manufacturera, la agroindustria y el comercio minorista están en estado crítico. A esto se le suman tarifas impagables, alquileres por las nubes y una presión fiscal asfixiante, particularmente para los trabajadores y pymes. El frente externo tampoco ofrece respiro: con un dólar cada vez más atrasado (en base a deuda), exportar con valor agregado se volvió un imposible. Como en los 90, las empresas orientadas al mercado internacional pierden terreno frente a la ola importadora, mientras el aparato productivo se desintegra. Ante este panorama, la inflación dibujada del INDEC (dicho por sus propios trabajadores) se mantiene alta, sobre todo si se mide en dólares. Lo que mas subió por sobre el promedio son alimentos y bebidas, lo que significa un impacto de lleno en la canasta básica de la clase trabajadora. Se espera que el pan, uno de los productos más sensibles de la canasta básica, toque los 4.000 pesos en cuestión de semanas. Medido en dólares, el kilo pasó de un promedio histórico de 1 / 1,4 USD a unos insólitos 2,5 / 3,5 USD en la actualidad. Vamos rumbo a ser uno de los países más caros del planeta. La Cámara de Industriales Panaderos (CIPAN) anunció en abril un aumento del 12% en el precio y ya se anticipa otra suba en mayo, empujada por la “salida del cepo” y el salto constante de los costos. Mientras tanto, algunos comerciantes ensayan maniobras de supervivencia para que los asalariados puedan seguir comprando: vender facturas del día anterior a mitad de precio. La comparación con la crisis del 2001, la peor de la historia argentina, no es una exageración.
Desindustrialización y reprimarización
Veamos algunas cifras concretas del experimento neoliberal de Milei. En apenas año y medio de gestión, Argentina perdió 187.831 empleos registrados y 12.986 empresas cerraron sus puertas, según un informe de CEPA. La caída del empleo formal fue del 1,9% y la de empleadores del 2,5%. Pero los promedios, que todavía parecen bajos, esconden una masacre sectorial: Construcción: -86.616 empleos (-18,1%); Transporte y almacenamiento: -52.893 empleos (-9,9%); Industria manufacturera: -31.365 empleos (-2,7%); Administración pública: -30.384 empleos (-3,6%). Lejos de generar inversión y trabajo registrado, el modelo Milei está desmantelando el aparato productivo a fuerza de devaluaciones, tarifazos, apertura indiscriminada, endeudamiento y caída del consumo. En cuanto a las PyMEs, la Asociación de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC) calcula el cierre de unas 20.000 en lo que va de la gestión de Milei.
Más trabajo por menos salario
El gobierno, encerrado en una fantasía autoconstruida, dice que los salarios subieron en dólares y celebran. Lo que ocurre es que los bienes (también en dólares) crecieron muchísimo más. El salario real sigue muy por debajo del de mediados de 2023 y apenas algunos sectores específicos en blanco lograron apenas crecer. Un informe del CETyD (IDAES-UNSAM) revela, además, que muchos asalariados están trabajando más horas para llegar a fin de mes. Las horas extra crecieron un 5,1%, mientras el empleo cayó un 2,3%. Es decir, hay menos laburo, pero más explotación. El salario por hora subió apenas un 2%, lejos del 7% que difunde Caputo en redes. ¿El motivo? Las paritarias están planchadas y el ingreso adicional viene de horas extra. A esto se suma el pluriempleo: cada vez más trabajadores multiplican sus jornadas en distintos empleos para llegar a fin de mes. Ya no se trata de trabajadores pobres, como se decía en la gestión anterior. Ahora hablamos de trabajadores más pobres y sobreocupados; incluso muchos con títulos universitarios ahora son repartidores a través de apps, sin derechos ni seguridad social.
Unidad y lucha
El país atraviesa un momento crítico en donde el gobierno cipayo de Milei busca desmantelar el aparato productivo desde sus bases: ciencia, industria y trabajo registrado. No sólo desindustrializa y destruye empleo, sino que consolida un país primarizado, excluyente y dependiente, completamente ajeno al camino que transitamos entre 2003 y 2015 y que transitan hoy aquellos países que serán los protagonistas del desarrollo del siglo XXI: los países del BRICS y del mundo multipolar, con la potencia tecnológica e industrial de China socialista a la cabeza. La clase trabajadora argentina tiene que prepararse y tomar las riendas de las luchas que se vienen, porque lo que está en juego no es solo el salario o el empleo, sino el futuro mismo de la Patria. Sin organización, sin unidad y sin un proyecto de país soberano, el pueblo será condenado a ser la mano de obra barata y mal paga de una burguesía parasitaria lamebotas del imperialismo yanqui.
EL MAPA RECIENTE DEL DESGUACE ECONÓMICO
- Toyota: La terminal japonesa sigue con despidos masivos en su planta de Zárate, afectando tanto a operarios como a supervisores con hasta dos décadas de antigüedad. Desde enero de 2025, se desvincularon unos 150 trabajadores, y se prevé la eliminación de 200 puestos más. Estos despidos son parte de una reestructuración de la empresa debido a la caída de la demanda.
- Cerro Negro (Cerámica): Despidió a más de 100 trabajadores (el 26% de la plantilla) en Olavarría después del vencimiento de la conciliación obligatoria. La medida fue rechazada por el gremio ceramista, que denunció que la empresa priorizó las importaciones por sobre el trabajo local. La empresa es una de las principales empleadoras de la ciudad.
- Panaderías: Desde la asunción del gobierno neoliberal en diciembre de 2023 hasta abril de 2025, más de 1.100 panaderías cerraron en todo el país, con un 50% de estos cierres en la provincia de Buenos Aires. Esto resultó en la pérdida de entre 6.600 y 7.700 empleos en el sector.
- Refinor (Energía): Una de las principales refinerías del país, despidió a 96 trabajadores, incluyendo más de 70 en Salta. La crisis en la producción de gas y crudo -con precios internacionales a la baja- redujo la operatividad de la planta a solo seis días al mes y llevó a la empresa a ofrecer retiros voluntarios.
- Vitamina y UMA: Estas marcas argentinas de indumentaria cerraron definitivamente todos sus locales en marzo de 2025 (72 sucursales). La caída del consumo en el sector y el aumento de los costos operativos son los factores más importantes. También la apertura indiscriminada de las importaciones (que se siguen pagando más caras que en el resto del planeta) explican el cierre. En apenas un año el sector textil ya destruyó unos 10 mil puestos de trabajo.
- Nissan y General Motors: Las plantas de Nissan en Córdoba y GM en Rosario reportan suspensiones y despidos de cientos de trabajadores debido a la caída en la demanda de vehículos, lo que las llevó incluso a detener su producción en varias oportunidades. Hasta ahora se perdieron unos 500 puestos en GM en el último año y un número similar en Nissan, que planea cerrar su planta definitivamente en 2026. Los costos y la apertura importadora hace inviable la producción de autos, una de las actividades con los mejores salarios del país. Decenas de proveedores locales de estas empresas también están desapareciendo.
- Cierre de Pymes: En el periodo de enero y octubre de 2024 se estima que 16.500 pymes cerraron, y la tendencia se mantuvo en 2025, afectando especialmente a comercios como kioscos y almacenes, llegando a mas de 20.000 pequeñas y medianas empresas desaparecidas en el año y medio de Milei.
- Corredores Viales S.A.: La empresa estatal despidió a más de 100 trabajadores de peajes por participar en una huelga legal. El gremio SUTPA calificó la medida como una represalia y persecución sindical. No sirvió de nada. El despido de estos trabajadores se enmarca en una serie de conflictos laborales y protestas relacionadas con el abandono de rutas como consecuencia del parate de la obra pública de Milei.
- Vicentín: Una de las principales agroindustrias con capacidad exportadora, cerró todas sus plantas operativas en Santa Fe en abril de 2025 debido a la falta de fondos y materias primas. Aunque no se declaró un cierre total de la empresa, más de 1.000 trabajadores se vieron directamente afectados. La crisis se agrava con las investigaciones judiciales por estafas millonarias de sus dueños. A la vez, la rentabilidad del sector agropecuario está en un piso histórico.
- Aerolíneas Argentinas: En abril de este año la empresa cerró 17 de sus 21 oficinas comerciales en el país, con planes de cerrar dos más en mayo, y echó a unos 200 trabajadores en el marco de un plan de ajuste de reducir en un 13% la plantilla. Las oficinas cerradas incluyen importantes sucursales en ciudades como Ushuaia, El Calafate, San Juan y Rosario. La decisión se debe a un ajuste en la estructura de costos de la aerolínea, que enfrenta la caída de la demanda de vuelos internos.
- Puma: En febrero la empresa textil reportó la desvinculación de 23 trabajadores, aunque no se anunció el cierre completo de las operaciones. Estos despidos, aunque resulten mínimos, se suman a una serie de ajustes del año pasado. Si bien parecen pocos, lo peor es lo que evalúan a futuro: el cierre definitivo de la producción nacional y el reemplazo de la producción local por productos importados.
- Orbis – Compañía Argentina de Seguros: Cerró sus operaciones en el país tras iniciar un proceso de autoliquidación voluntaria en 2025. Esto dejó a 200 empleados sin trabajo y a más de 350.000 clientes en un estado de incertidumbre. El gremio denunció que la empresa no está cumpliendo con sus compromisos de indemnización, y la quiebra se inscribe en una tendencia general de cierre de aseguradoras como consecuencia de la imposibilidad de muchas empresas a pagarlos.
- Grupo Albanesi: Una de las principales empresas del sector energético del país planteó públicamente que está considerando la posibilidad de recortar personal y ajustarse para sobrellevar la crisis en la que se encuentra (deuda de 20 millones de USD). La situación financiera es crítica, y ya está incumpliendo pagos y evaluando opciones para reestructurar su deuda en base a despidos.
- Grobo, Sancor, Agrofina y Surcos: Estas empresas están atravesando una profunda crisis financiera, algunas en concurso de acreedores. Si no se resuelve su situación, podrían enfrentarse a cierres parciales o totales, lo que pondría en peligro miles de puestos de trabajo en el sector agroindustrial. Los despidos masivos todavía no se dieron, pero la caída en los precios de los productos agropecuarios, combinados con la alta inflación y las dificultades de financiamiento, ya muestran un panorama de bancarrota generalizado para amplios sectores de la agroindustria.