IX CUMBRE DEL BRICS

Rusia y China pisan fuerte

En su novena cumbre, el BRICS consolidó su condición de locomotora multipolar en contraposición al proyecto hegemónico del imperialismo yanqui. Contundente apoyo a la posición rusa en el conflicto sirio.

Vladimir Putin y Xi Jinping, los principales sostenes del bloque de países emergentes.

El BRICS, compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, celebró su novena cumbre en la ciudad de Xiamen, uno de los principales puertos de la República Popular China y símbolo del éxito económico del socialismo con particularidades chinas. La cooperación comercial, el desarrollo económico y las posiciones comunes en el concierto de las naciones fueron los principales temas tratados.

El bloque, surgido hace ya una década, sigue consolidándose como el representante principal de los países en vías de desarrollo y continúa desafiando el orden hegemónico unipolar impuesto por Estados Unidos desde la caída de la Unión Soviética y el campo socialista. En los últimos 10 años, el PIB combinado de los cinco países creció un 179%, mientras que el comercio lo hizo en un 94%. Estos números superan ampliamente la media mundial y derriban el mito de que el neoliberalismo es la solución para el desarrollo.

Los modelos económicos de estos 5 países (a excepción del retroceso transitorio que experimenta Brasil) están basados en el fomento de las industrias nacionales, la defensa del patrimonio público, el fortalecimiento de las empresas estatales en las aéreas estratégicas de la economía y la puesta en marcha de importantes programas sociales. Gobiernos como los de Lula y Dilma en Brasil, Xi Jinping en China, Vladimir Putin en Rusia y Jacob Zuma en Sudáfrica, son sinónimos de progreso y crecimiento con inclusión social.

Con los liderazgos centrales de China y Rusia, se llamó a profundizar la cooperación sur-sur y buscar soluciones propositivas ante los grandes riesgos del presente. Por el contrario, los Estados del bloque hegemónico continúan manteniendo una política de confrontación guerrerista, ilegal e intervencionista en varios países del mundo, una política contraria a la diplomacia del diálogo y cooperación impulsada por el BRICS.

El conflicto en Siria fue central en las discusiones de la IX Cumbre y tanto Xi Jinping como Vladimir Putin llamaron a combatir al terrorismo y trabajar con las autoridades legítimas del país árabe. En los últimos días, el ejército sirio consiguió romper el cerco impuesto por ISIS en Deir ez-Zor, una ciudad estratégica sobre el ro Éufrates al este de Siria. La recuperación de la ciudad y de la región oriental del país significaría la derrota definitiva del Estado Islámico en la nación levantina. Sin embargo, Estados Unidos, cuyo objetivo principal es derrocar al gobierno de Bashar Al Assad, salió públicamente a amenazar con que no permitiría que el ejército árabe sirio y la aviación rusa cruzaran el Éufrates. Esta amenaza fue hecha por el comandante Robert Jones, jefe adjunto de la coalición pro-terrorista liderada por los yanquis.

Mientras el imperialismo prentende continuar el estado de guerra en la región, los países del BRICS buscan una solución pacífica con la derrota del Estado Islámico y ayudar a reconstruir la infraestructura del país. Esta posición es impulsada por Rusia a través de los procesos de Astaná y Ginebra. Los 5 países aprobaron finalmente una declaración conjunta en la que muestran su apoyo a estos procesos, ratificando que el BRICS pisa cada vez con más fuerza.

En los últimos 10 años, el PIB combinado de los cinco países creció un 179%, mientras que el comercio lo hizo en un 94%. Estos números superan ampliamente la media mundial y derriban el mito de que el neoliberalismo es la solución para el desarrollo.