A pesar de los datos vertidos en los spots publicitarios, todos y cada uno de los “logros” de la actual administración hacen agua a poco de observarlos con detenimiento. Desde cloacas y agua potable, pasando por infraestructura vial hasta el combate al delito, Macri y sus socios continúan mintiendo a los argentinos.
Dispuestos a disfrazar la realidad cotidiana detrás del slogan “Haciendo lo que hay que hacer”, Macri habla de poblaciones que “vivían en la mierda” pero hoy tienen asfalto, pueden usar zapatillas blancas para ir a la escuela, tienen cloacas, agua potable y bla, bla, bla; ignorando la incontrastable realidad de que la inmensa mayoría de nuestros pibes y nuestros abuelos, aunque también sus padres, no tienen posibilidades de comer 30 días al mes. Vayamos por parte.
ASFALTO. El reciente informe de Vialidad Nacional pone negro sobre blanco la realidad. De los improbables 7400 km de rutas y caminos y 13.480 en ejecución, solo se verifican unos módicos 450 km y el deterioro creciente de las rutas nacionales, que afecta gravemente la circulación tanto comercial como particular. El presupuesto destinado a su mantenimiento representa un tercio de lo previsto, alcanzando un total de $110.000 por km contra los 318.000 proyectados. Esto, además de haber casi paralizado las licitaciones para la construcción y mantenimiento.
En ese contexto, 8 km de autopista en la Ruta 7 permiten a un Macri que acaricia el pavimento el grito de “Esto no es sarasa. Esto no es relato”, al tiempo que deja un país al borde de la emergencia vial. De las 168 obras anuales licitadas por Néstor y Cristina, se redujo a 31 por año. De 7840 km licitados en doce años, a los exiguos 1877 de Macri. Y si, cambiamos futuro por pasado, diría Vidal.
CLOACAS. Los 700.000 nuevos usuarios del servicio de cloacas y el millón de habitantes con agua corriente son otra parte de la fábula del cambio. A fines de 2015, AYSA tenía prevista la ejecución de 100 obras, se proyectaban otras 150 y se habían conectado a las mismas más de cinco millones de habitantes, tres al agua potable y dos a las cloacas.
A mediados de 2019, la realidad es que el promedio de construcción en saneamiento bajó un 22,5% en CABA y Conurbano. Desde diciembre de 2015 el promedio anual de conexiones se redujo a 33.404 incluyendo usuarios residenciales, empresas y baldíos. Eso sin contar que las tarifas de agua se incrementaron en un 800%.
Para graficar el deterioro de las condiciones de vida de la población baste mencionar que, en 2007 había bajo la órbita de AYSA 2.285.874 conexiones de agua y cloacas. Ocho años después alcanzaba 3.224.954 y a fines de 2018, 3.690.728, eso teniendo en cuenta que las conexiones de 2017 suman a 9 partidos del GBA que operaban bajo Aguas Bonaerenses y computan las conexiones como propias a partir de ese momento.
En el orden del transporte ferroviario también la actual administración se adjudica los avances alcanzados durante el gobierno de Cristina y usufructúa la inversión realizada para mostrarla como propia.
SEGURIDAD. El combate contra la inseguridad, con que pretenden convencer al electorado bonaerense, se ve desmentido por el reciente informe difundido por la Procuración General bonaerense que da cuenta de un fuerte aumento.
En cifras, hay un aumento del 63% en los robos, 55,4% en las estafas y 50% en los secuestros.
Mientras tanto, los homicidios en ocasión de robo se incrementaron en un 25%.
El informe oficial consigna el inicio de 52.423 causas más que en 2017 en los 19 departamentos judiciales de la provincia.
La “lucha contra el narcotráfico”, centrada en el denominado narco menudeo, concentra al 11% de los hombres privados de su libertad, mostrando un ascenso al 36% en el caso de las mujeres. La vinculación del narco menudeo y la economía de subsistencia aparece como innegable, lo mismo que el hurto como resultado de la creciente marginación social a que son empujados por la crisis autogenerada por esta administración.