EE.UU. PROFUNDIZA SU POLÍTICA BELICISTA CON BOMBARDEOS Y AMENAZAS

El guerrerismo yanqui

Estados Unidos incrementó sus provocaciones contra los pueblos del mundo. En Siria lanzó 59 misiles contra una base aérea del gobierno. También amenaza a la República Popular Democrática de Corea (RPDC) llevando a la humanidad al borde de una guerra nuclear.

A pesar de las promesas de campaña y el discurso “aislacionista” de Donald Trump antes de las elecciones, una vez en el gobierno, el nuevo presidente comenzó a hacer todo lo contrario, profundizando la política exterior belicista e intervencionista de sus antecesores.

El pasado 7 de abril, Estados Unidos lanzó 59 misiles de crucero Tomahawk contra una base aérea siria en la provincia de Homs. Esta servía como punto de apoyo para uno de los frentes de combate más importantes contra el Estado Islámico (ISIS). Washington, sin aportar ni una prueba, justificó la agresión acusando al gobierno sirio de haber atacado a la población civil con armas químicas. Hasta ahora no se llevó a cabo ninguna investigación para determinar qué fue lo que pasó. Lo único que difundió el imperialismo fue un video fabricado por sectores vinculados a la organización terrorista Al Qaeda.

Rusia tildó al ataque yanqui como un “acto de agresión con un pretexto inventado” y afirmó que no permitirá que se presenten proyectos destructivos sobre Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU. Al mismo tiempo, el presidente sirio, Bashar Al Assad, acusó a Occidente de estar detrás del supuesto ataque químico. No es la primera vez que EE.UU. utiliza la mentira y la propaganda sucia para justificar sus agresiones contra países que no responden a sus intereses. En la última invasión a Irak, inventaron que el gobierno de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva. 15 años después, esas armas nunca aparecieron y hoy Irak es un país sumido en el caos con un tercio de su territorio en manos de Estado Islámico.

El objetivo del imperialismo en Siria no es la lucha contra el terrorismo, sino el derrocamiento del gobierno del Frente Nacional Progresista, liderado por el Partido Baaz Árabe Socialista de Bashar Al Assad. La caída del gobierno sirio significaría dejar el país en manos de grupos terroristas para luego justificar una invasión de la OTAN. Es la misma estrategia utilizada en Libia y Afganistán.

En simultáneo, el gobierno de Trump decidió provocar una escalada bélica en la península de Corea amenazando a la República Popular Democrática de Corea (RPDC), enviando varios portaviones de guerra a sus costas. La RPDC respondió exhibiendo su poderío militar en Pyongyang, capital del país, en un desfile imponente centrado en sus misiles balísticos intercontinentales con capacidad nuclear (ver aparte). Si quieres la paz, prepárate para la guerra, aleccionaban en la antigua Roma.

Choe Ryong-Hae, vicepresidente de la Comisión Militar Central de la RPDC, acusó a Donald Trump de “crear una situación de guerra” en la península coreana. Corea del Norte no está dispuesta a terminar como Libia o Irak. Corea ya sufrió hace 60 años un genocidio provocado por el imperialismo norteamericano, donde millones de civiles fueron masacrados con bombas.

El cambio repentino del discurso de Trump demuestra que en Estados Unidos, ganen los demócratas o los republicanos, las decisiones políticas (sobre todo política exterior) las terminan estableciendo las corporaciones y sus lobbies, en particular del Complejo Militar Industrial. Los gobiernos demagógicos de derecha, como el Trump, son una respuesta de las oligarquías ante una situación de agonía política y desesperación producto de la crisis del neoliberalismo a nivel global.

A todo esto, varios países del mundo se plantaron ante el imperialismo en la ONU. No solo Rusia y China, sino también otros países que ven con preocupación la creciente agresividad unilateral de Estados Unidos creyéndose el juez y verdugo del mundo.

La única forma de ponerle freno a estas actitudes del imperialismo, cada vez más desesperado y reaccionario, es con mayor unidad entre los pueblos del mundo, abogando por la multipolaridad y la ayuda mutua entre los países que combaten firmemente contra el intervencionismo y el neoliberalismo, que es el enemigo principal de los pueblos.