VENEZUELA

“En ninguna circunstancia retrocederemos”

Durante el acto por el 81 aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), la derecha local y el imperialismo intentaron asesinar al presidente Nicolas Maduro y al conjunto del Estado Mayor venezolano en un atentado terrorista con el uso de drones.

  El fallido atentado ocurrió el pasado sábado 4 de agosto, cuando Maduro culminaba su discurso en medio de la céntrica Avenida Simón Bolívar, en Caracas. Los drones, cargados con explosivos C4, fueron interceptados por los servicios de inteligencia bolivarianos mientras que la guardia presidencial rodeaba al Jefe de Estado para su protección. En total hubo 3 explosiones que produjeron siete heridos. “El objetivo era el presidente, pero ellos iban a acabar con todo el Estado Mayor”, dijo en una entrevista la constituyente Cilia Flores.

Inmediatamente, los servicios de inteligencia lograron capturar a parte de los responsables. Sectores de la derecha local acusaron al gobierno de un autoatentado y se negaron a aceptar las contundentes pruebas presentadas por Maduro en los días posteriores, que incluyeron videos, grabaciones y hasta la confesión de uno de los terroristas, quien señaló como cerebros del atentado a dos dirigentes opositores: Julio Borges (Coordinador del partido derechista Primero Justicia) y Juan Requesens. El mismo Requesens, luego de ser capturado, se quebró y confirmó que cooperó con Borges para ingresar los drones y los explosivos C4 a través de la frontera colombiana. A Borges se lo conoce por pedir al imperialismo, de forma reiterada, una intervención militar contra Venezuela y un bloqueo económico contra el pueblo. Desde el Poder Judicial venezolano ordenaron de forma inmediata la captura de este personaje, que se escapó hacia Colombia y es hoy protegido por el gobierno de Duque y por la ultraderecha uribista.

“Controlar a Venezuela es una obsesión de la oligarquía bogotana. Ellos quisieran colombianizar la vida política de Venezuela, entregar regiones enteras del país a grupos paramilitares y lograr lo que no han logrado en 200 años, controlar definitivamente a nuestra Patria”, explicó Maduro mientras lanzaba una fuerte advertencia: “¡No habrá intocables! Que lo sepa la oligarquía colombiana y la oposición extremista de nuestro país. Se hará justicia ante este crimen, no se va a imponer el sicariato en Venezuela. En ninguna circunstancia retrocederemos frente a la oligarquía terrorista. ¡Venceremos!”. Maduro también expresó que la unión cívico-militar será un elemento clave para consolidar la soberanía y la autodeterminación del pueblo venezolano.

También se confirmó que el imperialismo norteamericano fue cómplice y estuvo al tanto del atentado. Desde Miami, el famoso operador político Jaime Bayly, aseguró que sabía sobre el plan terrorista y confirmó, de forma cínica y sin tapujos, todos los hechos denunciados por Venezuela. Incluso lanzó una amenaza contra Maduro: “Que se preparen, porque el grupo que está conspirando es de gente bastante competente. Ya se llevó un primer susto. Van a venir más”. Luego aseguró tener información sobre la decisión del gobierno de Trump de financiar y ayudar a los “rebeldes venezolanos” con tecnología y logística.

En ese contexto, el lunes 13 de agosto, en la denominada “Marcha Roja por la Paz”, el pueblo venezolano salió de forma masiva a las calles del país para respaldar al presidente Maduro. Decenas de miles de trabajadores, jóvenes, miembros de movimientos sociales y de los partidos políticos revolucionarios (encabezados por el PSUV), comenzaron a movilizarse por 14 estados del país. La Marcha Roja se realizará durante toda la semana en diversas regiones, ciudades y pueblos; y reforzará la avanzada económica bolivariana preparada para el próximo 20 de agosto, día no laborable, donde entrará en funcionamiento el nuevo cono monetario: el Bolívar Soberano, una moneda que estará anclada al Petro, la criptomoneda venezolana.