MÉXICO

“El neoliberalismo ha sido un desastre”

Con una contundente crítica al neoliberalismo y a la corrupción de la oligarquía mexicana, Andrés Manuel López Obrador asumió como nuevo presidente de México y anunció una transformación profunda y radical.

 

El 1 de diciembre, el país azteca salió a las calles para festejar la derrota del neoliberalismo y la asunción de un gobierno popular de izquierda liderado por el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador. Su juramento, realizado en el Palacio Legislativo de San Lázaro del Distrito Federal, fue aplaudido y ovacionado por el pueblo en las calles y por más de la mitad del Congreso (ahora con mayoría popular) además de decenas de invitados extranjeros, entre los que se encontraban compañeros presidentes como Nicolás Maduro de Venezuela, Evo Morales de Bolivia y Miguel Ángel Díaz-Canel de Cuba socialista.

AMLO comenzó su elocución planteando que su gobierno abrirá el camino a la cuarta transformación política de México: las tres anteriores siendo La Independencia (1810-1821), La Reforma (1858-1861) y la Revolución Mexicana (1910-1917). “Puede parecer pretencioso o exagerado pero hoy no sólo inicia un nuevo gobierno; hoy comienza un cambio de régimen político. A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical”.

AMLO continuó analizando la historia económica mexicana, explicando cómo los grandes problemas del país se originaron, principalmente, por el fracaso del modelo económico neoliberal aplicado durante los últimos 36 años. El neoliberalismo (o Neoporfirismo en México) es la causa principal de la desigualdad económica y social que hoy impera en el país, además de la inseguridad y las altas tasas de violencia. El neoliberalismo nunca dio buenos resultados.

Luego de los duros años posteriores a la Revolución Mexicana, a partir de los años 30 hasta los 70 (época del Desarrollo “Estabilizador” o “Compartido”) la economía de México crecería a una tasa promedio anual del 5% del PBI, siendo la época dorada los años que van desde 1958 a 1970, donde la economía del país no solo creció a una tasa del 6% anual promedio, sino que ese resultado se obtuvo sin inflación y sin endeudamiento. Fue la época del “milagro económico mexicano”, como consecuencia de una política relativamente estatista, que ya había comenzado bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) y a la implementación del modelo de industrialización por sustitución de importaciones.

Hasta el 82 se mantuvo ese mismo esquema de crecimiento aunque con graves desequilibrios macroeconómicos (inflación y endeudamiento). El neoliberalismo comienza a ser aplicado de manera abierta a partir de 1983 hasta la actualidad. Durante este último período, la economía del país creció apenas un 2% anual promedio (con años de graves crisis y derrumbes), mientras que la desigualdad se profundizó, la mayoría de la población se empobreció y millones de mexicanos migraron, acabaron en la informalidad o trabajando como mano de obra barata del narcotráfico.

“Lo digo con realismo y sin prejuicios ideológicos, la política económica neoliberal ha sido un desastre”, manifestó AMLO de forma contundente y condenó las privatizaciones realizadas en las últimas décadas: ferrocarriles, telecomunicaciones, minería, industria eléctrica, petróleo, tierras ejidales y bosques, fueron algunos de los sectores dilapidados al capital transnacional imperialista. En ese sentido, planteó que un cambio en el modelo de desarrollo, en donde el poder económico esté separado del poder político, traerá más inversiones productivas hacia México que las prometidas por la derecha, que en general fueron especulativas y rentistas. Además, el nuevo modelo ayudará a reducir los homicidios y contendrá la masiva migración de mexicanos y centroamericanos hacia los Estados Unidos.

En la hora y media que duró su discurso planteó decenas de medidas y obras que se llevarán adelante (imposibles de enumerar una por una en esta nota) todas en un sentido progresista y en favor del pueblo. AMLO finalizó su discurso agradeciendo a todos los presentes y comprometiéndose con su pueblo. “Aplicaremos rápido, muy rápido, los cambios políticos y sociales, para que, si en el futuro nuestros adversarios nos vencen, les cueste mucho trabajo dar marcha atrás a lo que habremos de conseguir”, concluyó.