EN LA MIRA DEL IMPERIALISMO

El litio: un mineral, dos caminos

Una de las noticias más trascendentes de los últimos días en la región latinoamericana fue el anuncio del presidente AMLO de la firma del decreto que concluiría el proceso de nacionalización del litio mexicano.

El litio es hoy uno de los recursos naturales económicamente más decisivos. Gran parte de las ‘nuevas tecnologías’ (celulares, computadoras portátiles, autos eléctricos) requieren de grandes volúmenes de litio para su fabricación. A lo largo de los últimos años el gran capital monopolista transnacionalizado empezó a dirigir su atención hacia el control de este mineral. Y como no puede ser de otra forma, los imperialistas se dieron a la tarea de satisfacer aquella necesidad del capital monopolista.

El golpe de estado de 2019 en Bolivia no ocultó su ‘hedor a litio’. El impresentable dueño del monopolio ‘Tesla’, Elon Musk, dijo públicamente que apoyaría todos los golpes de estado que fueran necesarios para controlar el litio que requiere su industria. Y no es casual que el golpe haya sido en Bolivia, puesto que el país hermano no solamente posee una de las reservas de litio más importantes del mundo (21 millones de toneladas, contra las 1,7 de México), sino que además, gracias al Proceso de Cambio liderado por Evo, el Estado boliviano ejerce el control sobre todos los recursos naturales del país. Más aún, la Bolivia plurinacional se propuso industrializar el litio. Esto, lógicamente, no era del agrado ni de Musk ni del imperialismo en general.

El golpe en Bolivia fue derrotado por el pueblo y por el MAS, pero el ‘hambre de litio’ del imperialismo aún nos amenaza a todos los latinoamericanos. Recientemente, la jefa del ‘Comando Sur’ de las FF.AA. norteamericanas, generala Richardson, dijo que entre los intereses prioritarios del ejército que ella lidera se encuentra -entre otros- el ‘triángulo del litio’, la zona geográfica rica en este mineral que compartimos chilenos, bolivianos y argentinos.

En Argentina el ‘teatro de operaciones’ es aún muy favorable para Richardson, al menos en términos legales. La constitución del ’94 otorgó el control de los recursos naturales a las provincias (y no al Estado nacional). Una de las provincias más ricas en litio es Jujuy, gobernada por el carcelero de Milagro Sala, Gerardo Morales. Recientemente el embajador yanqui visitó Jujuy y elogió a su gobernador. Ninguna casualidad. Además, las condiciones impositivas para la explotación del mineral son verdaderamente ridículas. El canon anual de explotación les cuesta a las empresas 320 pesos por cada 100 hectáreas. Es más caro comprar dos alfajores que ser dueño de 100 ha de litio (Página/12, Parrilli, 9/01/23). No sorprende que gran parte de la explotación del litio argentino ya esté en manos extranjeras, especialmente norteamericanas (El Cohete, Rovelli, 2021, 26/02/23).

Evo Morales, hace ya algunos años, propuso la creación de una empresa multi-estatal, propiedad de los tres países del ‘triángulo’, para la explotación e industrialización del litio. Esta empresa podría controlar la mayor parte de la producción de litio mundial, con la consiguiente potestad de fijar su precio. En 2021, Máximo Kirchner propuso una ley para crear una empresa binacional con Bolivia y tender hacia la nacionalización del litio argentino. Ambas iniciativas aún están pendientes. ¿La ‘correlación de fuerzas’ no nos es favorable? Es precisamente esto lo que hay que modificar, con la lucha del pueblo.

Se nos presentan, nuevamente, dos caminos. Uno es el del gobernador Morales: la extranjerización de nuestros recursos, la primarización de la economía y la privatización de las ganancias. El camino de la neo-colonia. El otro camino es el que ya abrieron los pueblos de Bolivia y México: el de la industrialización local y la nacionalización. El camino de la independencia y la soberanía popular.