MEDIO ORIENTE

Cese el genocidio del pueblo palestino

Un total de 4.741 fallecidos y 15.898 heridos ha sido el saldo de la serie de ataques perpetrados por fuerzas armadas israelíes en la Franja de Gaza (hasta el 23 de octubre). De acuerdo con medios locales, durante las últimas jornadas ocurrieron los ataques más violentos desde el pasado 7 de octubre, cuando comenzó la operación Diluvio de Al Aqsa por parte de la resistencia palestina. En su agresión contra Gaza, los aviones de combate de ocupación destruyeron completamente más de 4.500 edificios residenciales, incluidas 12.000 unidades de vivienda, mientras que alrededor de 113.300 unidades de vivienda sufrieron daños parciales, incluidas 8.190 unidades de vivienda que se han vuelto inhabitables. Por otro lado, el ministerio de Salud gazatí afirmó que ya son 10 los hospitales que dejaron de funcionar por los bombardeos y la falta de energía.

Mientras Israel prepara una incursión terrestre sobre Gaza, intensifica sus ataques dirigidos a posiciones fronterizas contra El Líbano y Siria. Es evidente la pretensión de Occidente de elevar su presencia en la región, luego de varios años de franco retroceso. La escalada “justificó” el envío de misiles y sistemas de defensa norteamericanos a la zona de conflicto. Estados Unidos ordenó mover el portaviones USS Dwight D. Eisenhower al área del Comando Central, que tiene autoridad sobre Medio Oriente y Asia Central. Los yanquis no pudieron doblegar al pueblo de la República Árabe Siria luego de promover y sostener una catastrófica guerra civil durante más de 10 años; huyeron de Afganistán tras más de 20 años de ocupación, y observaron azorados el acercamiento entre Arabia Saudita y la República Islámica de Irán, propiciado por la diplomacia de la República Popular China. Es por esto que se considera al ataque de Hamás como un símil del 11S para los intereses del imperialismo norteamericano y su principal aliado en la región.

Es preciso no obstante dejar en claro que Israel difundió imágenes y noticias falsas luego del ataque del 7 de octubre con el propósito de generar una corriente de empatía en el plano internacional que “avalara” una ofensiva verdaderamente criminal y desproporcionada respecto a las posiciones de fuerza de quienes osan confrontarlo. El bombardeo del Hospital Al Ahli en Gaza (con un saldo de 500 muertos) constituye un auténtico ataque nazifascista, un Guernica contemporáneo. Esta es la realidad concreta y cotidiana que padece la población palestina desde 1948, cuando se emplazó el Estado de Israel sobre territorios ocupados. Los nuevos conflictos, así como los anteriores, son consecuencia de la política de Occidente, que durante 75 años se ha negado a resolver el problema palestino y a satisfacer los intereses legítimos del pueblo palestino. 

En el actual conflicto árabe-israelí, las fuerzas están lejos de ser iguales. Por un lado, hay aproximadamente 40.000 combatientes de Hamás que casi no tienen armas pesadas. Sus cohetes son de fabricación casera. Por otro lado, está el ejército israelí, que tras la movilización llegará a casi medio millón de personas y dispone de gran cantidad de armamento pesado. Con una desigualdad tan colosal entre los bandos, es poco probable que la guerra adquiera una escala muy grande. Y la posibilidad de que otras fuerzas intervengan en el conflicto sigue siendo puramente hipotética. En esta situación, Israel prácticamente puede borrar la Franja de Gaza de la faz de la Tierra incluso sin un suministro masivo de armas occidentales.

La situación en la Franja de Gaza se ha vuelto invivible. Más de 2,3 millones de personas se ven obligadas a vivir en un pequeño trozo de territorio desértico. El sector está sujeto a un bloqueo cada vez más estricto por parte de Israel, vive prácticamente en la pobreza y no tiene perspectivas de desarrollo. Está claro que todas estas circunstancias llevaron al actual ataque desesperado de Hamás contra Israel.