PANORAMA
Los yanquis atacan, China gana posiciones
La asunción de Donald Trump produjo fuertes tensiones en el ámbito internacional, empezando por un recrudecimiento de su disputa estratégica con China Socialista, principal motor de la tendencia hacia un mundo multipolar que pone de relieve el declive de la ya menguada hegemonía del imperialismo norteamericano. En una primera instancia, Estados Unidos incrementó del 10 al 15 por ciento los aranceles a las importaciones chinas. El gigante asiático respondió (tiene la espalda para hacerlo) imponiendo gravámenes sobre diversos productos estadounidenses: del 15% sobre el pollo, el trigo, el maíz y el algodón, y del 10% sobre la soja, carne de cerdo, carne de vacuno, productos acuáticos, frutas, verduras y productos lácteos. Pero vale considerar el tono de la respuesta de las autoridades chinas, después de que Trump los acusara de promover el consumo de fentanilo, causante de verdaderos estragos al interior de la sociedad norteamericana. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, afirmó que “la intimidación no nos asusta. Presionar, coaccionar o amenazar no es la forma correcta de tratar con China, porque cualquiera que utilice la máxima presión sobre China está eligiendo al tipo equivocado y calculando mal. Si lo que quiere EE.UU. es una guerra, ya sea arancelaria, comercial o cualquier tipo de guerra, estamos dispuestos a luchar hasta el final”.
El bullying al que fue sometido Volodomir Zelensky en el Salón Oval responde a la decisión de Trump de concentrar sus ataques contra el gigante asiático, casi con obsesiva exclusividad. Penoso final para el bufón ucraniano que, con el respaldo de Biden, puso al mundo ante el riesgo de una Tercera Guerra Mundial. Atenti Milei. Lo cierto es que la Rusia de Vladimir Putin logró durante estos años poner un límite infranqueable a las pretensiones expansionistas de la OTAN, así como preservar la paz global frente a la horda de fascistas que se agrupó en el este europeo bajo la tutela de los yanquis. Al resto de Europa le salió cara la aventura.
Trump anunció la imposición de aranceles a las importaciones de México y Canadá, y pretende además anexar Groenlandia y el Canal de Panamá. Cierra su economía, algo que ya había anunciado. Antes (en plan tribunero) inició deportaciones masivas de migrantes latinoamericanos a quienes les confirió un trato criminal. ¿Pero cuál es el contexto actual en América Latina? ¿En qué terreno se mueven los Estados Unidos? Días atrás, la presidenta Claudia Sheinbaum convocó al pueblo mexicano a la Plaza del Zócalo para anunciar la respuesta del gobierno frente a las acciones unilaterales del imperialismo. Cito: “Hago un llamado al pueblo, a todas y a todos, a enfrentar juntos este desafío. A mantenernos con unidad. Reitero, es tiempo de la defensa de México y su soberanía. Debemos estar atentos y tener tranquilidad, cabeza fría, es muy fuerte y poderoso nuestro pueblo y nuestra bendita Nación”. En la asunción de Yamandú Orsi, que selló el regreso del Frente Amplio en el Uruguay, varios mandatarios encabezados por Lula y Gustavo Petro se propusieron recuperar la Unasur como instrumento regional decisivo. Viajó a Montevideo también Luisa Gonzalez, la candidata del correísmo en Ecuador que el próximo 13 de abril confrontará en segunda vuelta a un émulo del presidente norteamericano. Este es el mapa regional, hegemonizado claramente por fuerzas de izquierda. Uno de sus líderes más destacados, Nicolás Maduro, asumió el 10 de enero nuevamente la presidencia de Venezuela Bolivariana. No alcanzó con la USAID, las sanciones ni el aislamiento internacional. Decisión del pueblo. En América Latina no va más la política de la zanahoria y el garrote.