EN DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

Ajuste a la educación

Las medidas implementadas por el macrismo ponen en riesgo a la Universidad Pública. La movilización multitudinaria del pasado 12 de mayo recordó la del 2001, cuando López Murphy hachó el presupuesto. Estudiantes, docentes, no docentes, rectores, científicos, todos estamos en estado de alerta para defender la soberanía intelectual y científica de nuestro país.

Qué es esto de hacer universidades por todo lados? Obviamente, muchos más cargos para nombrar…”, soltó Macri hace un tiempo. Es coherente con la ideología del sector que representa y que profesa que al Estado le sobra grasa, le sobran políticas públicas, le sobran millones de argentinos.

El tarifazo, las paritarias docentes y no docentes que van y vienen -casi como burla-, la crisis presupuestaria, el boleto nacional educativo, son ejes de la lucha. La multitudinaria movilización del pasado 12 de mayo frente al Ministerio de Educación, junto a las que se realizaron en distintas ciudades de la provincia de Buenos Aires (La Plata, Bahía Blanca, etc.) y otras provincias del país, expresaron el absoluto repudio y la capacidad de respuesta y organización de los distintos actores sociales y políticos ante el conjunto de medidas antipopulares que pone en peligro la soberanía intelectual y científica de nuestro país.

PARA MUESTRA, ALGUNAS REALIDADES. Respecto del tarifazo y la crisis presupuestaria, algunas situaciones sirven como ejemplo. Como señala el Decanato de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, la Ley 27198 del Presupuesto 2016 establece un total fijado para las universidades nacionales de más de $51.946 millones de pesos, con una distribución en la que establece para la UBA un presupuesto de alrededor de $8.689 millones. Asimismo, se faculta al Jefe de Gabinete de Ministros a incorporar $2.900 millones para gastos de funcionamiento, proyectos especiales y hospitales universitarios. Este presupuesto adicional aún no se adjudicó ni fue reconocido por el gobierno nacional. Macri anunció hace unos días un incremento de $500 millones de los que se desconoce si serán destinados al presupuesto fijo (representan un 1 por ciento de lo establecido en la ley) o al adicional. Como en el presupuesto adicional que se había proyectado en 2015, definitivamente no se contemplaban los “sinceramientos” en las tarifas de los servicios (la UBA tendrá que pagar 60 millones más de pesos), es más que una alarma que el presupuesto alcance sólo hasta el mes de agosto.

Otra muestra de la barbarie que pretenden hacer con la universidad pública es la realidad de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). Esta casa de altos estudios pagaba por el servicio de la electricidad, hasta antes de los criminales aumentos, unos 100 mil pesos; ahora la “sincerada” factura es de 711 mil. Un incremento del 600 por ciento. Es importante recordar que de los 2 millones de estudiantes universitarios del país, el 70 por ciento son, en su familia, la primera generación que accede a estudios en este nivel, y se concentra en las 17 nuevas universidades nacionales, principalmente del conurbano bonaerense.

Respecto del boleto nacional educativo, necesidad para todos los niveles educativos, ni siquiera respetan lo ya legislado. El año pasado en la provincia de Buenos Aires se votó una ley que aprobó el boleto estudiantil quedando contemplado en el presupuesto provincial y Maria Eugenia Vidal aún no lo implementó.

Las paritarias docentes vienen arribando a mal puerto. En la última reunión, desde el Ministerio de Educación se planteó un incremento de algo más del 30 por ciento fraccionado en tres veces; la última parte para cobrar en enero de 2017.

Las clases en la calle que forman parte de la resistencia, no son públicas porque se dictan afuera de los edificios, sino porque el acceso a la educación es para todos: con dificultades, con cuestiones por resolver, pero para todos. De eso se ocupó el kirchnerismo, de crear las condiciones para que lo que está escrito, se transforme en realidad.

El neoliberalismo necesita mano de obra barata; nada de profesionales ocupándose de nuevas tecnologías, de nuevas vacunas gratuitas y para todos; nada de ingenieros, nada de sociólogos, nada de satélites, nada que no sea -con o sin bastones largos- desvincular la universidad con el mundo del trabajo y la capacidad colectiva de sostener políticas soberanas. Así de grave y exclusiva es la situación que provoca el cambio neoliberal.

Nada de satélites, nada que no sea desvincular la universidad con el mundo del trabajo y la capacidad colectiva de sostener políticas soberanas. Ese el cambio neoliberal.

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