VENEZUELA

Crecen las provocaciones

La decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano de asumir competencias de la Asamblea Nacional (AN), que permanece en desacato desde 2016 tras la asunción de tres diputados de la MUD cuya elección fue probadamente fraudulenta e ignorar las sentencias que obligan a retrotraer la situación y acatar la Constitución bolivariana, dio pie a la intensificación de la campaña que Luis Almagro, al frente de la OEA, impulsa bajo la orientación del Comando Sur y la CIA. Esta es, provocar la intervención yanqui, apartar a Maduro mediante elecciones anticipadas y apropiarse de la primera reserva petrolífera del planeta a tiro de honda, como quien dice, de su propio territorio.

Desde los círculos de poder y sus tanques mediáticos salieron a vociferar Golpe de Estado, al tiempo que ocultaban cuidadosamente las decisiones anticonstitucionales y destituyentes que la AN había tomado en este tiempo de desacato.

La primera y quizás la más importante fue permitir la juramentación de los tres diputados de Amazonia para alcanzar la mayoría absoluta en el cuerpo legislativo. A eso siguió el supuesto “abandono del cargo” en que habría incurrido Maduro al concurrir a la OPEP para negociar el precio del petróleo, situación revocada por ilegal por el TSJ. Entre otras acciones, tratan de evitar que Venezuela firme contratos para conformar empresas mixtas para la explotación del petróleo, en un intento de profundizar la guerra económica contra el pueblo venezolano.

Ante la declaración de la Fiscal General acerca de la “ruptura del orden constitucional”, Maduro activó el artículo 323 de la Constitución y citó al Consejo de Defensa de la Nación a fin de solucionar el conflicto entre el TSJ y el Ministerio público. En dicha reunión se exhortó a la revisión de las sentencias del TSJ y se repudió la intención intervencionista que atenta contra la independencia, soberanía, integridad territorial y autodeterminación de Venezuela.

El conflicto se resolvería con el acatamiento de la AN de la determinación del Supremo, anulando la juramentación de los diputados cuestionados y la aprobación de un nuevo Consejo Directivo de la AN.

Tanto el intento de 12 países (entre los cuales se encuentra la Argentina) de aplicar unilateralmente la Carta Democrática de la OEA como la jugada de la AN a favor de la intervención yanqui, han fracasado. Un nuevo capítulo de la defensa arrecha de la Revolución Bolivariana por parte de su pueblo y su gobierno.