LA POLÍTICA DEL ENDEUDAMIENTO

Jaque a la soberanía

El de la deuda es uno de los mecanismos más perversos para profundizar la dependencia. Tiene engranajes diversos; la fuga de capitales, con las LEBACS a la cabeza, es uno de sus principales. El gobierno macrista duplica la deuda generada por la última dictadura cívico militar.

Desde diciembre de 2015 a la fecha, la implementación del programa económico neoliberal incrementó la deuda pública en 80 mil millones de dólares, es decir un 15 por ciento en relación al PBI. Uno de los primeros pasos fue el de pagarle a los fondos buitre sin decir ni mu sobre las condiciones. Cabe recordar que durante los últimos tiempos del gobierno de Cristina se realizaron negociaciones anteponiendo los intereses de nuestro pueblo.

El gobierno de rostro macrista solicitó “préstamos” para cubrir gastos corrientes que se le dice; no es deuda que se invierta en la producción y que después, en un tiempo, genere dinero para pagar esa deuda que se tomó. Es deuda para pagar deuda. Por otro lado, los sectores privados aprovechan la coyuntura y contraen mayores compromisos. Cuidado no suceda como en el pasado, que luego aspiren convertirlos en deuda pública: en 14 meses acumularon títulos por 7628 millones de dólares.

Para que a los acreedores no les queden dudas de que es amor de verdad, el gobierno nacional firmó el decreto 29/2017 en el que se “renuncia a la inmunidad soberana”. Por un lado se acepta que en caso de posibles litigios, éstos se puedan dirimir en Estados Unidos y Gran Bretaña; por otro lado, en caso de incumplimiento, pueden venir directamente por nuestros recursos naturales (Vaca Muerta por poner sólo un ejemplo).

Uno de los mecanismos que más dinamizan, a la vez que se sostienen en la deuda y su incremento, es la fuga de capitales. Los títulos de deuda denominados LEBAC tienen hoy un gran protagonismo en la vieja y conocida bicicleta financiera. Supongamos: un “inversor” local o extranjero hace ingresar sus dólares al país, los transforma en pesos y compra LEBAC. Después las vende, cobra un interés del 24 por ciento (determinado por decisión política, no por manos invisibles del mercado), lo vuelve a convertir en dólares y se los lleva nuevamente. Por este motivo están denunciados Macri y el presidente del Banco Central, Sturzenegger. En 2016 se pagaron intereses por 140 mil millones de pesos y en lo que va del 2017, 185 mil millones. El Banco Central tiene emitidos LEBAC por 650 mil millones de pesos, lo que representa más que todos los billetes en posesión del público y de los bancos (la base monetaria) y el mismo valor que las reservas. Han generado así una inmensa ´bola de nieve’. Es decir, dinero que no se respalda en la producción, dinero ficticio. Esos mismos “inversores” que ganan con las LEBACS, compraron dólares a futuro y ganaron millones con la devaluación de los primeros meses del 2016. Muchos con actual residencia en nuestro país y con cargos de gobierno.

En los últimos días se conoció que Macri inauguró junto a Paolo Rocca, presidente de Techint, una planta de tubos sin costura en E.E. U.U. en detrimento de la planta en Campana, provincia de Buenos Aires. Podría decirse así: se fugaron 1800 millones de dólares, 600 puestos de trabajo directos y otros 500 indirectos.

La política de desendeudamiento y reestructuración de los gobiernos de Néstor y Cristina hicieron descender de un 160 a un 40 por ciento la deuda respecto del PBI. Esta decisión permitió el crecimiento, la inversión, la reindustrialización y la creación de trabajo en nuestra Patria: exactamente lo contrario de la actual política económica que desanda ese camino y nos vuelve a someter ante los organismos y sectores del poder económico trasnacional.