15 AÑOS DEL NO AL ALCA EN MAR DEL PLATA

LA HISTÓRICA CUMBRE

Por Rodolfo G. Módena

Se trataba de la IV Cumbre de las Américas, acordada en la III Cumbre realizada cuatro años antes en Miami, Florida (EE.UU.) cuando allá gobernaba Bill Clinton y su diplomacia “suave”, y desde aquí De la Rúa se ofrecía de anfitrión y lacayo.

Estaba en juego la soberanía integral de nuestra América Latina. Se pretendía consolidar el coloniaje del imperialismo yanqui sobre su “patio trasero”. Se estaba por consumar, y con rango constitucional, la dependencia y subordinación total a los dictados imperialistas.

Pero aquel 5 de noviembre de 2005, a la hora señalada, estaba Néstor Carlos Kirchner enfrentado a George W. Bush. Néstor le palmeó la rodilla al soberbio imperial y con ese gesto ya lo estaba diciendo todo. Cuatro años antes ellos se lo habían hecho al vergonzante De la Rúa. Y antes, también, al vergonzante Menem.

Aquel 5 de noviembre en Mar del Plata fue una gesta histórica. Centenares de miles de compañeros y compañeras de todos los rincones de la Patria marchamos aquel día para reivindicar la soberanía nacional argentina y latinoamericana. Trenes colmados de fervor y de banderas nos llevaron al Estadio en el que Hugo Chávez, junto a Maradona, Evo Morales y otros tantos, gritó: ALCA, ALCA, al carajo!!!

En la Cumbre oficial, entretanto, no se aprobaba el ALCA, gracias a la determinación patriótica de Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Lula y otros mandatarios latinoamericanos que acompañaron a Néstor (el “D´Artagnan”, al decir de Chávez).

Pero como la política -como la vida misma- es un camino de rosas alternado con espinas, siempre habrá victorias y derrotas circunstanciales. Así tuvimos los argentinos un final de 2015. Una derrota electoral impensada que puso al neoliberalismo de nuevo en el gobierno de Macri, con sus nefastas consecuencias a remontar, “pandemia neoliberal” previa y acaso peor que la del COVID-19 que transitamos con gran esfuerzo este año.

Pero Macri solo duró cuatro años, como cuatro años duró Donald Trump en los Estados Unidos, y tan solo un año duró el golpismo de la derecha fascista en Bolivia. Los ciclos de la lucha de clases parecen acelerarse al ritmo que se aceleran los avances tecnológicos, comunicacionales y de la conciencia de los pueblos en la batalla de ideas.

Nunca nada está escrito definitivamente, seguiremos surcando la lucha de clases con aciertos y errores. Seguiremos transitando el rumbo emancipatorio con avances y retrocesos, con alegrías y tristezas. Pero siempre, con la felicidad de ser parte de la lucha por un país, un mundo y una sociedad mejor. En la tendencialidad de la lucha revolucionaria radica nuestra felicidad de marxista-leninistas.

La “Batalla de Mar del Plata” significó un hito histórico en la causa latinoamericana. Allí se demostró que se puede, tanto como se debe, desafiar al poder imperial para reconstruir, tantas veces como sea necesario, el sueño de los Libertadores, el de generaciones de hombres y mujeres de la Patria Grande. Allí Hugo Chávez gritó a los cuatros vientos: “ALCA, ALCA, al carajo!” y “en Mar del Plata enterramos al ALCA”.

Hoy tenemos los mismos y, a la vez, nuevos y diferentes desafíos políticos. Porque como ya lo dijo Fidel a su llegada victoriosa a La Habana aquel 8 de enero de 1959: “Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil.”

Y por eso hoy, cuando este 5 de noviembre conmemoramos la victoria contra el ALCA de 2005 en Mar del Plata, seguimos dispuestos, como supo decir nuestro inolvidable Jorge Calvo, “a desafiar todas las tempestades”.