A 40 AÑOS DE SU ASESINATO

El Negrito Avellaneda

Por Rodolfo G. Módena

A eso de las dos y media de la madrugada del 15 de abril de 1976, la casa de la familia Avellaneda, de la localidad bonaerense de Munro, Partido de Vicente López, era allanada por una “fuerza de tareas” de la dictadura cívico-militar. Allí vivía el Negrito junto a su padre Floreal, su madre Iris Pereyra y su hermana Estela, cuando se oyeron las frenadas de varios autos y la banda de criminales irrumpió violentamente. Fuertemente armados y disfrazados con pelucas y medias de mujer en sus caras, buscaban a Floreal padre, delegado obrero comunista, que alcanzó a escapar por los techos. Enfurecidos, se llevaron a Iris y al Negrito, atados y encapuchados, a la Comisaría de Villa Martelli, donde fueron brutalmente torturados para que dijeran del paradero del padre.

No hablaron, y las bestias fascistas se ensañaron aún más con ellos. “Sos una comunista hija de puta. A los comunistas nunca les podemos sacar nada. Por eso la vas a parir”, le decía a Iris uno de los torturadores que la tenía estaqueada.

Prontamente, el querido y recordado camarada Julio Viaggio, abogado del Partido Comunista, presentó el recurso de Habeas Corpus. Luego se sabría que a Iris la trasladaron de la Comisaría de Villa Martelli (donde perdió contacto con el Negrito) al Centro clandestino “El Campito” del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo, de allí a la Cárcel de Olmos y luego a Devoto, donde estuvo detenida hasta el 13 de julio de 1978. El 15 de mayo de 1976 aparecieron ocho cadáveres en las costas uruguayas del Río de La Plata, uno de los cuales fue identificado como el del Negrito, atado de pies y manos con alambre, desfigurado, desnucado, con signos brutales de torturas y empalamiento, y un tatuaje en forma de corazón con las letras “F” y “A”.

Tenía 15 años, y tantas “palabras de amor, sencillas y tiernas” por decir todavía. Pasaron 33 años para que, en 2009, producto de la incansable lucha de sus padres, familiares, camaradas, organismos de derechos humanos y del campo popular en general, y en el marco de la política de Memoria, Verdad y Justicia impulsada por Néstor y Cristina, se pusiera fin a la impunidad de los responsables de aquellos crímenes horrendos.

Sería el primer caso de la Megacausa por crímenes de lesa humanidad cometidos en jurisdicción de Campo de Mayo, en la que fueron condenados los genocidas Riveros, Verplatsen, García, Harsich, Fragni y Aneto.

Floreal Avellaneda padre llegó a verlo, falleció en 2010; Iris sigue entre nosotros. El Negrito era militante de la Federación Juvenil Comunista. “Mi hijo ya tenía su educación y una gran valentía. Lo mataron pero no delató a ningún compañero. Por eso para nosotros, los padres, es un ejemplo”, afirmó su madre.

Nuestro querido Jorge Pereyra, por aquel tiempo Secretario General de la Fede, lo reivindicaría como testimonio imperecedero de la virtud comunista y de la juventud argentina de la generación heroica de los años 70.

Jorge Pereyra reivindicaría al Negrito Avellaneda como testimonio imperecedero de la virtud comunista y de la juventud argentina de la generación heroica de los 70.