LIDER HISTÓRICO DE COREA DEMOCRÁTICA

Kim Il Sung

El 15 de abril de 1912, hace 105 años, cerca de Piongyang, nacía Kim Il Sung, líder histórico de la liberación nacional y social de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), más conocida en el occidente burgués como Corea del Norte.

Desde muy temprano combatió en las guerrillas coreanas contra las fuerzas de ocupación imperialistas japonesas en su Patria, militó y luchó en las filas guerrilleras del Partido Comunista de China por la misma causa, y se formó militarmente como oficial del Ejército Rojo soviético por la misma causa.

Tras la derrota del fascista “Imperio del Sol Naciente” japonés en 1945, asumió la conducción de su Patria liberada, siendo Primer Ministro y Secretario General del Partido del Trabajo de Corea desde 1948 hasta su fallecimiento, ocurrido en Piongyang el 8 de julio de 1994.

Bajo su liderazgo y la “Idea Zuche” (de confiar en las propias fuerzas), Corea inició la construcción de su soberanía y de su socialismo, así como la lucha por la reunificación nacional. Ésta sería abortada por la criminal intervención del imperialismo norteamericano (con cobertura cómplice de la ONU) que desató la sangrienta Guerra de Corea en 1950. La guerra terminó (aunque no formalmente) con un armisticio que dividió en dos a la península de Corea por el famoso Paralelo 38º, en 1953.

En ese entonces, nuestro Partido Comunista desplegó una intensa campaña de solidaridad internacionalista en contra del envío de tropas argentinas a Corea. Entre tantas actividades y jornadas, se recuerda la histórica y masiva marcha obrera de Pérez a Rosario por ese motivo. Finalmente, Argentina no participó de aquella guerra.

Desde su constitución, hace ya más de siete décadas, la RPDC y el nombre de Kim vienen siendo demonizados por el gigantesco aparato multimediático del capitalismo mundial: “amenaza nuclear”, “Estado terrorista”, “dictadura stalinista” y toda una serie de calificativos que no dan cuenta del monstruoso dispositivo de bases militares y amenazas nucleares del imperialismo norteamericano en y desde Corea del Sur, Japón y el Pacífico circundante.

En todo caso dan cuenta de la dignidad de una pequeña República Socialista que, guste o no, ha sabido defender su soberanía contra viento y marea: un hueso muy duro de roer, diría que incomible para el imperialismo yanqui.

R.G.M.