COBERTURA UNIVERSAL DE SALUD

El engañoso modo de privatizar

En las últimas semanas tomaron relevancia medidas orientadas a la privatización de distintos ámbitos de lo público. En el área de Salud, la implementación del CUS y la creación de la ONG PAMI. En lo que se refiere a la obra pública vial a cargo de Vialidad Nacional, la conformación de Corredores Viales S.A., empresa exenta de las regulaciones que rigen para los organismos estatales.

Nuestro país cuenta con cobertura universal y gratuita de salud cuyo origen se remonta a 1946, institucionalizada tres años después como un derecho en la Constitución Nacional. Todos y cada uno de los argentinos nos podemos atender en el Hospital público. La Cobertura Universal de Salud (CUS) que impulsa el gobierno nacional, DNU de 2016 mediante, pretende hacernos creer que hay compatriotas que por no tener obra social o prepaga están desprotegidos. Y que con la CUS se incluirán al sistema de la Salud Pública a 15 millones que ya tienen garantizada, constitucionalmente, su cobertura. Cada vez que se privatizó algún servicio público, primero se lo boicoteó, se lo bastardeó para descalificar el rol del Estado y argumentar su ausencia.

La CUS cubrirá algo así como una canasta básica, mínima, de atención de la salud que hoy no se paga porque corre a cuenta del Estado. Tampoco se pagan los tratamientos de alto costo como los oncológicos, reumatológicos o de hepatitis, ni los estudios más complejos que con la CUS sí se tendrán que abonar. O por lo menos al quedar fuera de ese mínimo de servicios se pondrán a consideración. ¿A consideración de quién?

Este brutal giro de timón (en realidad se viene implementando solapadamente) viene exigido por el Banco Mundial, propiciado por la Organización Mundial de la Salud y de la mano de los grandes laboratorios. Esto tiene que ver con una salud que atienda enfermos. Nada que ver con un sistema de medicina preventiva tal como se implementó bajo la inspiración y el impulso del médico sanitarista Ramón Carillo. En este sentido, se vienen desmantelando programas como el Qunitas, Remediar, Plan Sumar, entre muchos otros.

En los halls de los hospitales habrá una cola para los que tengan la credencial del CUS (credencial de pobre, estigmatización lisa y llana) y otra para los que no. Pero los de ambas colas terminaremos pagando. O porque hay una necesidad más compleja o porque, por ejemplo, con esta reforma, se limita la cantidad de tecnología y medicamentos (rayos, placas, etc.) que cubre el Plan Médico Obligatorio a través de las obras sociales y las prepagas.

Esta reforma se pretende implementar a partir del 2018. En palabras de Daniel Gollán, ministro de Salud hacia finales del gobierno de Cristina: “en las provincias que adhieran, formalmente habrá hospitales públicos, pero de autogestión”. Otro de los puntos que señaló el ex ministro en estos días: “van a usar los 8 mil millones de pesos que aporta la CGT, que no tiene potestad para aportar dinero de los trabajadores. Los trabajadores van a perder: van a tener peores obras sociales y van a tener que pagar un montón de cosas que hasta ahora no pagaban”. Lejos quedará el acceso a la salud pública.

El PAMI del PAMI. En septiembre y por la Resolución Nº 956, el PAMI que todos conocemos como la obra social de los jubilados creó a la ONG PAMI. Ambos comparten el objeto social, el ámbito territorial y sus autoridades. Autoridades responsables del recorte a la cobertura de medicamentos y de la precarización de los médicos de cabecera. La Ley 19032 que dio vida al PAMI prohíbe expresamente la delegación de la gestión, control y administración. Médicos y sanitaristas entienden que la ONG PAMI se crea para tercerizar servicios y evitar, por ejemplo, controles fiscales y de negociados. El PAMI que todos conocemos es un ente autárquico controlado por el Ministerio de Salud de la Nación y tiene rigurosos controles, que las ONG no tienen.

Los nuevos “estilos” de privatización son más engañosos en su forma y más brutales en su contenido de lo que conocimos hasta ahora. Entre otros ámbitos públicos, la salud para pocos y pocas.