DESGUACE DE TELAM Y LAS EMPRESAS DEL ESTADO

No será en silencio

Las movilizaciones multitudinarias en defensa de los trabajadores de Télam muestran la decisión de hacer frente a los que están dispuestos a entregar la Patria a los buitres de afuera tras su liquidación a favor de los buitres de adentro.

La consigna central de la resistencia a los planes del macrismo de ajustar de acuerdo a las recetas de la reciente renovación del romance con el FMI, La Patria está en peligro, va cobrando espesura a medida que avanzan los planes neoliberales.

No hay sector de la economía (a excepción del financiero y el agroexportador) sea en el ámbito privado o en el Estado, que no se vea afectado por la crisis autogenerada por la administración Cambiemos que crece al mismo vertiginoso ritmo que la hipoteca de la deuda externa.

La formidable inversión realizada desde 2003 a 2015, en todos los sectores productivos y de servicios del Estado, se va reduciendo al ritmo de las recetas del Fondo a la vez que empuja a los trabajadores a la incertidumbre de la pérdida de la fuente de trabajo.

Grasa militante, choriplaneros, ñoquis, son algunos de los epítetos destinados a disciplinar el pensamiento mayoritario para aceptar los despidos en Fabricaciones Militares, el INTA, el INTI, Río Turbio, Ferrobaires, SENASA, la caída de la construcción de centrales hidroeléctricas y nucleares, siempre con la excusa de la corruptela y el despilfarro.

4500 trabajadores expulsados de las empresas estatales, son la punta del iceberg de la reducción de sectores primordiales en varios ámbitos de la función pública como corroboración de un Estado que se retira rápidamente de su obligación reguladora de la vida económica de la Nación, favoreciendo la desindustrialización y la apertura indiscriminada de las importaciones que con la caída de INTI y SENASA se aseguran la flexibilización de controles de calidad poniendo en riesgo la salud y la seguridad de la población.

A cuentagotas o en catarata, el Estado nacional va sustituyendo o destruyendo empleo. El Sistema de Medios Públicos, encabezado por el canalla Hernán Lombardi, fue maniobrando para acallar voces críticas desde el minuto cero de su asunción como Ministro. La derogación de la Ley de Servicios Audiovisuales fue el primer paso.

Radio Nacional y sus 40 emisoras distribuidas a lo largo del territorio nacional, tanto en su frecuencia AM como FM vio desaparecer las voces de la inclusión federal y su programación local para ser reemplazada por el discurso centralista de programas generados en CABA.

La Televisión Publica perdió sus noticieros de fin de semana (característicos de la señal durante décadas) y trabaja bajo un régimen de paritarias cero. Dejaron de emitirse desde la TDA canales como Aqua Mayor o Aqua Federal representativos de las políticas inclusivas del gobierno nacional y popular de Néstor y Cristina, mientras que las señales supervivientes se convierten en programaciones repetitivas y cansinas que procuran la huida de los espectadores hacia otras señales (pagas por cierto).

La drástica reducción de la planta de Télam persigue la profundización del block out informativo plural para reemplazarlo por la voz única y pretendidamente sin discusión del discurso oficial que baja desde la Rosada y la corporación mediática, mandante real de la administración pública, que a la vez se agenció el manejo de la comunicación satelital y la provisión de Internet casi monopólicamente.

Pero… algo está fallando en los planes gubernamentales. Crece a diario y sin solución de continuidad la resistencia en las calles. Las movilizaciones multitudinarias en defensa de los trabajadores de Télam, en contra de los tarifazos, la contundencia del paro general de la CGT, la demostración de la voluntad de cientos de miles en la 9 de Julio el 25 de Mayo sólo para cantar el Himno Nacional y abrazarnos solidariamente frente a la barbarie, y que se repitió en este Día de la Independencia, muestran tanto hacia adentro como hacia el exterior la decisión de no permitir en silencio la entrega de nuestra Patria a los buitres de afuera y su liquidación en favor de los buitres de adentro.

Parafraseando a nuestros próceres: las grandes empresas están destinadas para la lucha y la victoria de los pueblos. Aun sabiendo que los planes de entrega del neoliberalismo no cierran sin represión, estamos dispuestos a poner el cuerpo “desde la resistencia a la victoria”.