El pueblo palestino resiste un nuevo intento de anexión territorial por parte del Estado terrorista de Israel, esta vez sobre grandes zonas de Cisjordania. Estados Unidos, con escasos aliados en el mundo, busca destruir la viabilidad de un Estado Palestino.

En la actualidad, Palestina está dividida en dos: Cisjordania al este y la Franja de Gaza al sudoeste. El resto del territorio histórico de Palestina se encuentra ocupado por el Estado terrorista de Israel. En las últimas décadas, el sionismo comenzó a crear asentamientos (ilegales según la legislación internacional) dentro de Cisjordania, demoliendo hogares palestinos con topadoras y expulsando a su población hacia países vecinos, principalmente Jordania. Esos asentamientos de colonos (unos 140) son la excusa del Primer Ministro ultraderechista israelí, Benjamín Netanyahu, para justificar esta nueva anexión. Gran parte de la región de Cisjordania, donde viven cerca de 3 millones de palestinos, pasaría a ser controlada de forma efectiva por Israel. Esto traerá como consecuencia más deportaciones, matanzas y violaciones de los derechos fundamentales del pueblo palestino. Este avance contra la soberanía histórica de este pueblo árabe podría truncar incluso los acuerdos de la ONU para la creación futura de un Estado palestino, ya que el pueblo quedaría disperso en aéreas sin conexión entre sí.

Ante esta aventura extremista por parte del sionismo, las principales agrupaciones políticas palestinas salieron a manifestarse a las calles junto al pueblo y, pese a sus diferencias, firmaron comunicados conjuntos. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por Al-Fatah y presidida por el Presidente Mahmud Abbas, realizó un encuentro con el Movimiento Hamas (fuerte en la Franja de Gaza) y acordaron una alianza estratégica contra la aventura israelí. Yibril Rajub, Secretario General de Al-Fatah, manifestó su compromiso de unidad nacional para frustrar las “conspiraciones” de Israel y EE.UU. “Vamos a implementar todos los mecanismos para garantizar la unidad nacional”, expresó, al tiempo que se producían manifestaciones en varias regiones y ciudades de Palestina, siendo la más grande la transcurrida el 2 de julio en la ciudad de Jan Yunis, al sur de Gaza, encabezadas por Al-Fatah, Hamas y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

En el plano internacional, salvo Estados Unidos y sus aliados más acérrimos, la mayoría de los países del mundo salieron a cuestionar este intento de anexión, empezando por todos los países árabes, pero también por grandes potencias como la Federación Rusa y la República Popular China. El portavoz de la cancillería china, Geng Shuang, aseguró que los planes de Tel Aviv violan “el derecho internacional y la resolución 2234 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”, al tiempo que criticó la posición de Washington de apoyar cualquier aventura israelí contra el pueblo palestino. “Esperamos que todos se abstengan de adoptar medidas que aumenten la tensión entre los palestinos e israelíes”, sostuvo el canciller chino. Desde el Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajarova, adoptó la misma postura: “Las intenciones de Israel provocan la preocupación y el rechazo razonable de Palestina, así como de Rusia y muchos otros países que respaldan la solución de dos Estados para acabar con el conflicto palestino-israelí y temen que los planes de Israel obstaculicen la formación de un Estado soberano palestino”.

Estados Unidos, además de querer asegurarse más control territorial directo en Medio Oriente (fortaleciendo al Estado de Israel y robando territorio) busca a la vez destruir la posibilidad de la creación de un Estado Palestino en la región. Un nuevo Estado Palestino aliado al eje Siria-Irak-Irán fortalecería a todos los movimientos de liberación nacional de la región, además que permitiría el acceso de Rusia y China a la defensa del nuevo Estado y el acceso a su mercado (hoy ocupado y agobiado por el sionismo).

Se espera que la ONU vote en contra de esta nueva agresión israelí, aunque lo más probable es que Estados Unidos bloquee cualquier intento de aprobar una resolución condenatoria en el Consejo de Seguridad. La Unión Europea, el mayor socio comercial del Estado sionista, podría condenar solo de palabra, pero es poco probable que sea una respuesta contundente. Así y todo, unos 50 reconocidos expertos de la ONU firmaron un comunicado en donde condenan los planes de Israel, a los que calificaron como “una visión del apartheid en el siglo XXI”; es decir, lo que hace Israel no es muy diferente a las prácticas racistas y segregacionistas llevadas a cabo por regímenes como el de la Alemania Nazi o el del Apartheid Sudafricano.