NICARAGUA

La Patria de Sandino se defiende

Desde que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) volvió al poder en Nicaragua, el país comenzó un ciclo virtuoso de crecimiento económico y social. Además, están por comenzar la construcción del Canal de Nicaragua, considerado por el imperialismo como una amenaza. EE.UU. está intentando ahora tumbar al gobierno.

Bajo el gobierno Sandinista de Daniel Ortega, el PIB de Nicaragua viene creciendo a tasas cercanas al 5% durante los últimos 10 años y se espera para 2018 un crecimiento del 4,7%. Esto convierte en Nicaragua en uno de los países con mayor crecimiento económico de Latinoamérica junto con Bolivia y Panamá. Además, el país está por comenzar un proyecto de ingeniería inmenso que convertiría a la Patria de Sandino en uno de los países más ricos del continente en las décadas por venir: el Canal de Nicaragua. El gobierno chino está cooperando para construir este nuevo canal, paralelo al Canal de Panamá. La diferencia es que el de Nicaragua no estará bajo el dominio de los EE.UU, sino bajo el control de un gobierno popular.

Hoy en día, la mayor parte del comercio mundial Atlántico-Pacifico pasa por el canal de Panamá y Estados Unidos tiene la llave para cerrarlo. El ejército yanqui ha intervenido militarmente Panamá en muchas ocasiones para asegurarse su control y para afianzar su monopolio sobre el comercio mundial. Ya sucedió en varias ocasiones que no se permitió el paso de buques cubanos como consecuencia del bloqueo. Por eso, el nuevo proyecto de construcción del canal de Nicaragua acabará con el monopolio comercial que tiene hoy el imperialismo en la región.

Estados Unidos comenzó a interferir en estos planes y empezó a aplicar contra Nicaragua el mismo modus operandi que utiliza en Venezuela desde hace años. Primero comenzó imponiendo sanciones contra el país, acusándolo de apoyar a Venezuela, y en los últimos meses amenazó con imponer nuevas. Actualmente se está debatiendo un proyecto de ley en el Congreso de los EE.UU., denominado extraoficialmente como Ley NICA, que tiene como objetivo desacelerar el crecimiento económico del país y fomentar la caída del gobierno mediante protestas violentas (tapadas por los medios como “pacificas”).

Las primeras acciones callejeras contra el gobierno comenzaron en Managua, capital del país, hace apenas unos meses. La excusa fue una reforma previsional que consistía en aumentar levemente las cotizaciones a los trabajadores y en mayor medida a los empresarios, y establecerla para los jubilados. En Nicaragua, como sucedió en la Argentina kirchnerista, el gobierno otorgó el derecho a una jubilación a las amplias capas de la población. Esto generó una leve crisis en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) como consecuencia del aumento de los beneficiarios. La reforma fue la mejor opción para darle al sistema sustentabilidad sin aumentar la edad jubilatoria y sin recortar los montos y aumentos establecidos. Así comenzaron las primeras protestas violentas organizadas por jóvenes de clase media alta y alta, a las que se fueron sumando sectores mercenarios, lúmpenes y también un puñado de universitarios de derecha y de ultra izquierda. La juventud sandinista comenzó a salir a las calles a defender al gobierno (que continúa teniendo un apoyo superior al 60% de la población), hasta que la situación se salió de control y las autoridades tuvieron que intervenir.

Desde un principio, las corporaciones mediáticas internacionales tomaron una posición agresiva contra el gobierno sandinista; a los delincuentes y mercenarios, financiados por la oligarquía local y por el Departamento de Estado yanqui, los disfrazaron de “estudiantes pacíficos”. El último asesinato que cometieron fue contra un joven al que acusaron de ser sandinista y al que prendieron fuego a lo bonzo. Mientras esto sucede, los medios monopólicos hacen oídos sordos y hablan de los supuestos “estudiantes masacrados por el régimen de Daniel Ortega”. El mismo guion, calcado, que utilizan contra Venezuela e intentan también implementar en Bolivia. El gobierno de Nicaragua no tiene otra opción más que defenderse de semejantes ataques contra la población.

Lo que el imperialismo no le perdona a los sandinistas es haber afianzando el control público sobre las principales industrias del país, garantizando empleos, vivienda y educación a la población, algo inaudito para un país que fue considerado como el segundo más pobre de Latinoamérica después de Haití. Gracias al gobierno del Comandante Daniel Ortega, por ejemplo, la pobreza en el país se redujo un 30% en los últimos años. En Nuestra América, estos modelos denominados “populistas” están dando mejores resultados económicos que los modelos privatistas neoliberales. Por eso las corporaciones mediáticas silencian y ocultan los exitosos resultados económicos de Nicaragua. Otro caso similar es el de Bolivia, que es hoy el país que más crece de toda Latinoamérica. Como dijo el compañero Ortega: “Nuestro amor por la paz es infinito, pero la paciencia no. Por eso ¡No pasarán!”.