PARA GANAR EN OCTUBRE

Acción política y casa por casa

Luego del impacto inicial provocado por el resultado del 13 de agosto, lo que se impone ahora es salir a militar con decisión la campaña de cara a octubre. Pasemos en limpio algunos elementos. En primer lugar, se confirmó lo anticipado por Cristina algunos meses atrás, cuando vislumbró una elección atípica, de tres tercios. Lo sorpresivo fue que el segmento representado por Milei terminara encabezando la elección. El escrutinio definitivo arrojó un escenario de paridad entre Libertad Avanza, JxC y Unión por la Patria. En segundo término, el desplome de Juntos por el Cambio, pese a contar con el enorme dispositivo de cobertura por parte de los grandes monopolios de medios. Finalmente, aún cuando no era el resultado esperado, el desempeño de UP (teniendo en cuenta la desorbitante inflación, la decepción generada por Alberto Fernández y los permanente ataques de la derecha) nos deja claramente en carrera para como mínimo poder ingresar al balotaje. El voto bronca contra el gobierno se manifestó claramente, en particular en el elevado porcentaje de ausentismo, que orilló las 11 millones de personas.
La desestabilización va a ser la campaña electoral de la derecha. Se observó en los días previos a las PASO, pero más aún después de la elección. Por presión del FMI (que exigía una depreciación brusca de nuestra moneda) se instrumentó una devaluación superior al 20% respecto al dólar, que los grandes popes de la economía trasladaron a precios de forma injustificada. También se disparó una fuerte corrida cambiaria. Paralelamente, fuerzas policiales y elementos de los servicios de inteligencia liberaron zonas a grupos marginales y promovieron saqueos a comercios, que no prosperaron por tratarse de una coyuntura económica y social muy distinta a la de 1989 o 2001. El objetivo era generar un escenario de caos que instalase en el sentido común de la sociedad la necesidad de un orden represivo. Es simple: el programa que impulsan Milei y Bullrich exige palos y más palos para imponer un régimen brutalmente reaccionario. Por eso advertimos sobre los peligros que enfrentamos: proyecto nacional y democrático o fascismo neoliberal.
El grado de extorsión por parte del Fondo Monetario Internacional evidencia cuan involucrado está el imperialismo norteamericano en esta disputa electoral. Mejor dicho: en evitar un triunfo de Unión por la Patria. Liberaron tarde el desembolso de 7500 millones dólares (que debieran haber realizado previo al 13 de agosto) y que ofrece cierta estabilidad hasta fines de este año. Casi en simultáneo se conoció la histórica novedad del ingreso de la Argentina a los BRICS, ahora conformado por 11 miembros. Esto choca objetivamente con los intereses de los Estados Unidos, por eso la tirria de los candidatos de la derecha, hoy como nunca antes atendida por sus propios dueños. El presidente se enteró de la buena nueva desde su apacible estancia en Buenos Aires. Acto seguido, el Fondo emitió un comunicado (casi una proclama neocolonial) exigiendo un violento ajuste en salarios públicos y jubilaciones, además de seguir recortando subsidios y aumentando tarifas. Este va a ser el escenario (de permanentes aprietes y provocaciones) de cara al 22 de octubre.
Lo principal y decisivo en este contexto es el papel de la militancia, de aquellos sectores más conscientes y organizados, para explicar con claridad y simpleza qué es lo que está en juego en nuestra Patria. El enemigo instala consignas en algunos casos delirantes, y que calan en los más humildes fundamentalmente. Tenemos que ser capaces de desarmarlas con argumentación y sencillez, segmentar la comunicación según a quién tenemos enfrente, y ganar voto a voto. Para esto necesitamos estar en la calle, recorrer casa por casa, ir a buscar a aquellos que no fueron a votar. No es momento ya de catarsis o de sobreanalizar la coyuntura. Sergio Massa tiene que ganar en octubre o ingresar al balotaje. Ese tiene que ser nuestro objetivo principal.